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Adán se encontraba herido gravemente en el suelo. Las apuñaladas en su pecho lo dejaron vulnerable a ser comido por los caníbales merodeando por ahí, comiendo a los exterminadores caídos tras la anterior batalla en el exterminio. No entendía como seguía ahí, respirando con dificultad después de ser apuñalado varias veces, pero agradecía el hecho de poder dar un último vistazo al cielo.


Abrió lentamente los ojos con una expresión neutral, podía ver las aves diabólicas volar por el cielo y escuchar como los caníbales se comían a los exorcistas. Soltó un suspiro pesado e hizo una mueca de dolor mientras movía lentamente la cabeza hacia donde provenía el ruido de los caníbales, logrando observar cómo estos comían cómodamente el cuerpo de una de sus compañeras "Eso me pasara a mi..." Pensó, formando una sonrisa para ocultar el miedo de ser comido por esos terribles demonios. Eso sería horrible, pero era peor ya que él estaba consciente aun, pero no abandonaría su actitud arrogante por esa muerte horrible. No quiso pensar en ello, solo podría limitarse a mirar el cielo, esperando que aquellos demonios terminaran de comer y vayan hacia él. No estaba preparado para morir, no de esa forma.


Solo pasaron unos segundos hasta que noto como una pluma roja caía cerca suyo. conocía esa pluma roja, que se veía tan suave y hermosa, era de las alas de Lucifer. No quería pensar en ello, odiaba a ese ángel caído con toda su alma, no importaba lo que hiciera, lo odiaba. Odiaba esa sonrisa, ese cabello bien peinado y cuidado, aquella piel pálida y suave, sus hermosos ojos...Espera, ¿qué estaba pensando? Quizás era la pérdida de sangre, sus pensamientos eran confusos. Resoplo y cerro lo ojos, lo único que quería era pensar en el ser que más odiaba en sus últimos momentos.

"Veo que necitas ayudas" Una voz sonó cerca suyo, la reconocía, reconocía esa voz tan molesta. Abrió los ojos y lo busco con la mirada. Era Lucifer, ¿por qué no se sorprendía por ese tono tan burlón que usaba? Arrugo la nariz, queriendo mostrar su disgusto al verlo.

- "¿Qué demonios haces aquí? No necesito tu ayuda" -

Lucifer lo miro de arriba abajo, inclinando ligeramente la cabeza hacia un lado - " Eso crees tu... solo mírate, Adán. Si no recibes la atención necesaria, morirás desangrado, siendo comido por demonios" Al no recibir una respuesta por parte de Adán, se burló, inclinándose hacia él. - Mira, mi hija piensa que todos merecen una segunda oportunidad. Al verla llorar por un pecador, que, por cierto, tu mataste" - Adán puso los ojos en blanco, no le interesaba

- "¿Y? ¿Debo sentirme mal por eso? " -

- "Solo déjame hablar. Quiero decir que verla llorar por alguien así, me hizo pensar en las segundas oportunidades... Quizás podrías pedir disculpas y yo te ayudaría con esto" - Lucifer señalo las heridas de Adán con una mano, mientras que la otra la apoyaba en su bastón

Adán lo miro con un odio evidente, apretando la mandíbula. Sabía que tarde o temprano moriría por las graves heridas, pero no quería rebajarse a pedirle ayuda a un tipo que trato de matar no hace mucho. Lo miro en silencio, sin hablar o hacer un movimiento.

Lucifer sabia lo terco y orgulloso que era Adán, así que ya se esperaba una respuesta así - "Solo toma mi mano" - Extendió la mano, esperando que Adán la tomara y ambos salieran de esas ruinas, pero Adán solo aparto la mirada, dejando muy en claro que no aceptaría su ayuda, eso le bajaría el orgullo. Al ver esto, Lucifer sacudió la cabeza, dando un paso hacia él, sabía que sería difícil hacerle entender que, si quería vivir, tendría que cambiar su forma de actuar y pensar. - "Vamos, antes que cambie de opinión" - Soltó un suspiro y lo tomo del cuello de su capa blanca y dorada, comenzado a arrastrarlo sin mucho esfuerzo por el suelo. Adán no se resistió, solo cerro los ojos y su respiración se volvió más calma, quedándose dormido.

Mi media manzana - AppleAdamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora