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— No

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No. Articulo tan rápido como termino el demonio de dar su propuesta. Seguramente terminare echa mierda si acepto un baile contigo, además, nuestro objetivo aquí es hacer la cena, no estar perdiendo tiempo en otras cosas. Se levanto de la silla mientras su mirada seguía fija en el Overlord, levanto su mano alzando su dedo índice, parecía una madre apunto de regañar a su hijo. Así que dile a tus sombras que se larguen de una jodida vez y concentrémonos.

Alastor al notar que su mano quedo tendida, le llego un pequeño -gran- golpe directo a su orgullo, miro su propia mano, forzó su sonrisa y apretó con fuerza sus afilados dientes, tragándose las maldiciones que le dedicaría a la tuerta si no fuera mujer, o sea, ella lo rechazo, a él, al Demonio de la Radio como si fuera un maldito pecador cualquiera, cerro su mano en un puño con algo de fuerza y se enderezo, coloco sus manos detrás de su espalda.

No mostraría que se sintió algo rebajado, jamás a ella. 
 
Mis amigos se encargarán, preciosa, fueron disciplinados por el mejor. — Una sonrisa arrogante acompaño su rostro. Por otra parte, si mi memoria no me falla. se encamino unos pasos para estar más cerca de la tuerta, volvió a inclinarse para quedar cara a cara. — La última vez que decidiste cocinar algo, todos tuvieron una horripilante intoxicación alimentaria, mi pobre colega Husk, que se las da de alcohólico duro tuvo una cara mucho más amargada de la normal durante toda una semana. la risa del demonio se escuchó a la par de la melodía que resonaba en la habitación.  Los chicos deberán estar agradecidos conmigo al no permitirte realizar alguna mínima cosa en la cocina.  Inclino su cabeza, su sonrisa cambio a una burlesca al igual que el reflejo de su mirada. 

Vaggie frunció el ceño, dio unos pasos hacia atrás para tener nuevamente su amado espacio personal; ella sabía que no era la mejor en la cocina, sin embargo, sabia lo básico para poder sustentarse. La vez donde todos se enfermaron preparo un platillo demasiado sencillo, arroz con huevo, no había posibilidad de que eso desencadenara todo el caos intestinal que tuvo la duración de una semana entera.

Lo miro detenidamente, nuevamente iniciando un dueto de miradas. Sabía que el cabrón de Alastor tenía que ver sobre ese suceso, recordó que la última persona que entro a la cocina fue él, excusándose que entraría para poder tomar un vaso de agua, después de eso decidió saltarse la cena, tanto consumir agua como no comer el ultimo platillo del día era raro en él, y de ahí, no quería recordar las caras de su pareja y compañeros

Te recuerdo que el ultimo que entro a la cocina ese día fuiste, ¡tú! argumenta cabreada.

¿Estas insinuando que yo sabotee tu comida, corazón? coloco una mano en su pecho fingiendo estar ofendido ante esa "suposición". Jamás en mi fascinante existencia haría algo así. — le dedico una de sus sonrisas de inocente.

Come mierda, Alastor.

 Querida, no tengo el mínimo apetito de comerte.  su sonrisa solo seguía aumentando.

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