Prólogo

108 31 7
                                    

Hace muchos años atrás en la ciudad de Argos una luz centellante bajó a la tierra, nunca jamás en la historia hubo resplandor tan hermoso como aquel día. Los humanos y el resto de los animales que la habitaban allí se acercaron buscando el causante del brillo y entonces se encontraron con una hermosa mujer. Su cabello era largo y plateado y flotaba con el aire como el algodón, su mirada era hipnotizante y sus pupilas celestes, su piel algunos la describían como cristal y otros como aguas puras. Muchos se preguntaban quién era ella y como podía haber venido del cielo entonces ella lo dijo “He aquí mis amadas creaciones, yo soy la que duerme de día y os vigila en la noche. Recordad mi nombre, Selena, porque para quien sea conmigo y para mí, mis hermanos y hermanas  actuaran como tigres dormidos y les bendecirán. Más quien ose levantar espada contra mi cuello despertara a las bestias durmientes y estas maldecirán el seno del que se alimentaron y la tierra que vuestras frágiles piernas pisan”

Todos los que la escucharon se regocijaron y con el pasar de los días los rumores de que la Diosa había llegado a la tierra se expandieron por todo el mundo a la velocidad del galope de un corcel.
Muchos hombres llegaban de lugares lejanos a bendecir y otorgar regalos a Selene y así  ocurrió durante muchos años. El mundo se sentía agradecido pues quien era bondadoso con ella luego era colmado de bienes y alimentos. Las tierras que se encontraban infértiles ahora producían las mejores cosechas. El planeta había vuelto a nacer, y su gracia alcanzo hasta la fina arena de la playa, las disputas por territorios desaparecieron y ahora solo existía la alegría. Con el pasar del tiempo la Diosa se dedicó a explorar el mundo y conceder a los niños sus deseos más inocentes, ella quería conocer lo que pensaban los seres mortales y cuáles eran sus ambiciones, muchos querían ser fuertes, otros felices, otros pedían ser curados de extrañas enfermedades y otros solo buscaban ser prósperos e inteligentes en sus negocios.
Los niños pedían cosas como dulces, una mascota mientras las niñas querían ser hermosas  y otras cosas típicas de su corta edad.

Algunos más mayorcitos deseaban agilidad y otros sabiduría, habían gustos particulares como hablar con los animales, tener orejas puntiagudas o poder tener rasgos de animales, todos estos fueron concedidos por Selene, menos uno. Un niño huérfano de una tierra muy lejana a Argos había deseado ser un dios, eso preocupo a Selene pues en su largo viaje nunca había visto ojos tan codiciosos, ni tanta envidia, ella sin poder hacer más se negó e intento irse, pero este la detuvo y exigió dos deseos a falta de poderle conceder uno. Selene inocente no quería defraudar el niño que ante ella no parecía sino que una criatura inocente y aceptó, pero nuevamente el deseo iba más allá de lo que podía conceder y se negó, entonces el niño le dijo que al no cumplirle dos deseos ahora debía cumplirle tres. Selena desesperada acepto y entonces el niño pidió “No moriré si la espada no es clavada en mi carne, como tampoco envejeceré luego de llegar a cierta edad, como el resto de mi descendencia. Controlare la magia más poderosa que exista y seré exitoso, como toda mi descendencia  y finalmente seré sabio entre los sabios, tanto yo como toda mi descendencia”

Selene sabía que otorgar tanto poder causaría la furia de sus hermanos contra ella así que le puso al niño como condición para cumplir sus deseos, discreción, él no debía mostrar al mundo lo que podía hacer, y el aceptó. De esa forma la Diosa continuó su viaje ahora no tan segura de seguir concediendo deseos. Pasaron los años y a oídos de los ciudadanos de Argos se escuchó hablar de un hombre poderoso que vestía ropajes finos y una gran espada su nombre era Elión y afirmaba este ser bendecido por Selene cuando era niño, los rumores se expandieron por todo el mundo así como también llegaron a los oídos de los Dioses en los cielos y la abandonaron.

Entonces la hermosa mujer de cabellos de plata recordó al niño de los tres deseos y no entendió porque le había mentido, pero ahora sola y sin la ayuda de sus hermanos celestiales Selena quien para mantenerse despierta durante los días necesitaba de su energía ahora volvió a dormir y solo se encontraba despierta cuando el Sol se ocultaba. Quienes la adoraban notaron esto enseguida y se expandió el chisme que la bendita había cedido sus poderes a un humano y que pronto se iría al cielo a descansar en la Luna. De esta forma todos pensaron que debían hacerse fuertes como Elión y pedir los mismos deseos que este una vez había exigido. Y así fue, el mundo comenzó a pedir poder, poco a poco todos tenían la misma mirada de codicia y envidia que una vez vio en un niño, por lo que Selena se negó a cumplir aquellas peticiones, pero eso solo lo empeoro, la envidia hacia ella comenzó a surgir y muchos rumoreaban que ella solo buscaba ser poderosa únicamente a causa de su egoísmo, otros incluso afirmaron que Elión era su favorito por lo que también se volvieron contra el. Sin embargo, para el escapar de la envidia planeó un macabro plan en contra de la Diosa Selena, el afirmaba que si la mujer moría su poder estallaría y todos serian bañados de su gloria, algunos recordaban la vieja advertencia que ella había dado sobre quien atentara contra ella y no se atrevieron, otros que aun recordaban lo buena que ella había sido, agradecidos con sus favores desistieron, por otra parte los envidiosos de corazones marchitos si aceptaron la macabra idea y una mañana mientras Selena descansaba atravesaron su pecho.

Elión fue el primero en enterrar la espada, luego cuatro aldeanos se acercaron y lo imitaron, derramando la sangre dorada que emanaba su cuerpo, en unos segundos Selena la Diosa que tanto los había ayudado ahora yacía muerta. Elión y el resto salieron mostrando el desplomado cadáver de la Diosa y el resto de hombres que estaban con ellos rompieron con gritos de victoria y buscaron las mejores copas y se sirvieron su sangre, y por su vena bebieron. Las fiestas se alzaron para algunos y el llanto para otros, para los agradecidos, la celebración para los ingratos duro unos minutos cuando el cielo se volvió rojo y del se escuchó una estruendosa voz que decía “Más quien ose levantar espada contra mi cuello despertara a las bestias durmientes y estas maldecirán el seno del que se alimentaron y la tierra que vuestras frágiles piernas pisan”

Entonces del cielo llovió ácido y la tierra se contaminó y se volvió infértil. Todas las mujeres embarazas vomitaron la sangre de sus hijos y se ahogaron en ella y aquellas que ya habían dado a luz vomitaron la sangre que los hombres bebieron de la diosa y perecieron, mas aquellos que la traicionaron se volvieron monstros hambrientos color carmín y devoraron a sus hijos y sus esposas. Entonces una nube de niebla trago la tierra y concedió poder a todo aquel sobreviviente, y solo aquellos puros de corazón no se vieron afectados por la maldición
“Poder deseaban y poder han obtenido, os condeno a matarse entre vosotros mismos, no existirá paz en la tierra mientras nosotros los hermanos de Selena recordemos vuestra traición"

Entonces cayó del cielo una enorme lágrima y fueron contagiados los mares y los ríos, las noches dejaron de tener luna y el mundo se sumió a la oscuridad. Y así fue durante millones de años, en los libros y en la memoria de la gente quedaron plasmados las buenas acciones de la diosa y el rencor y odio de los humanos, todos esperando que algún día la Luna volviera a aparecer para pedir perdón y misericordia a la que alguna vez fue la mujer de alma más pura.

—¿Entonces Selena jamás vuelve con sus hermanos? —pregunta mi pequeña hermana Yena acurrucada entre sus sabanas

—No lo se, esa parte no la especifica en el libro —me levante de la silla y di un beso en su frente

—Por qué la traicionaron —hace un puchero tierno

—Yena a veces las personas pueden llegar a volverse peligrosas cuando sienten envidia hacia otra, por eso debes tener cuidado con quien te relacionas y quienes merecen tu ayuda y quienes no —apago la lámpara de al lado de su cama

—Me siento triste  —agrega ella

—Triste voy a sentirme yo si le cuentas a mamá que te leí ese libro, me va a regañar, así que dale a dormir pequeña —me tire sobre ella y le hice cosquillas hasta que le faltara el aire

—Jajaja está bien —abrazó su peluche

Me levante de la cama y me dirigí a la puerta cuando algo que me dice Yena llama mi atención.

—Selena…

—Que pasa Yena, tu nunca me llamas por mi nombre.

—¿Hermana tu también te vas a morir?

Su pregunta me sorprendió pero solo reí.

—Claro que no que dices, ve a dormir que ya es tarde y mañana tienes escuela.

Me despedí una ultima vez de ella y me dirigí a mi alcoba sin saber que ese día sería el último en el que vería a mi familia

Los Dos Lados De La LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora