Los Dos Lados De La Luna

Capítulo 3: Profesía Lunar

Todo estaba oscuro, una cortina de humo cubria todo el panorama provocando que fuera dificíl ver alrededor, lo único claramente visible era una una luz blanquecina proveniente de arriba, una vez dispersa aquella humareda entonces ya podía contemplarse una hermosa y grande Luna Llena en el extenso cielo nocturno.

— Eres tú... —dijo aquella mujer observando el cielo— Eres lo que todos estabamos esperando. Eres la elegida.

Mi cuerpo se congelo ante sus palabras, como podria ser eso posible.

— No, debe haber un error, yo no soy...

— ¿Entonces como explicas esto? —fui interrumpida por ella.

Mire a mi alrededor y me encontré con un desastre, la casa habia volado en pedazos, no tenia la menor idea de como lo pude haber logrado.

— Pero lo más importantes no es eso, si no.. —su mano señaló por encima de su cabeza

Mire en la direccion sugerida y allí se encontraba brillando con fuerza aquella estrella gigante.

— Solo la verdadera elegida renacera, cuando las noches vuelvan a ser iluminadas por Selena.

Entonces recorde "Selena" ese nombre que aparecia junto aquella mujer en mis sueños, lo que ella decía tenia cierta relación con lo que ocurría conmigo, pero aún así no estaba segura de querer aceptarlo, no había nada que conociera en este lugar para querer salvarlo, estos eran mis verdaderos sentimientos.

— ¿Selena? —le pregunte con gran curiosidad.

— Selena es nuestra Diosa, ese es su nombre. Ella fue la que salvo a la humanidad una vez y la que te envió con nosotros.

— Aunque fuera verdad, y yo fuera eso que estaban esperando, no soy tan fuerte como para vencer a todos esos moustros. —dije intentando evadir mi evidente responsabilidad

Aquella mujer se quedó callada por unos segundos, parecia confundida.

— Eres la elegida, por supuesto que eres lo suficientemente fuerte.

— ¿Y si no lo soy? —insistí— ¿No saben que paso con la antigua elegida no?

La mujer calló de nuevo, y solo se me quedo observando, su expresion lucia algo triste incluso decepcionada.

— Lo lamento mucho, pero no soy a quien esperaban. Gracias por su hospitalidad. Y... —hice una pequeña pausa— Lo siento mucho lo de su casa.

Me di media vuelta para marcharme pero sentí como unos brazos ligeros me abrazaron desde mi cintura

— ¿No te irás verdad?

Esa voz dulce, era de Sthuar, mire hacia abajo y me tope con sus bellos y expresivos ojos azules.

— ¿Verdad? —preguntó de nuevo

Me quede observando aquellos ojos llenos de esperanza y de deseo, tanto el como el mundo entero habia estado esperado mi llegada durante años, tal vez estaba siendo muy cobarde, esa noche habia visto aquellos moustros horrendos y habia entrado en pánico ¿cuantas personas no pasaran por esa situacion en este preciso momento? Y yo estoy aquí, huyendo. A demas, quizas averigue de donde vengo o quien soy exactamente, así que tome una decisión.

— Está bien. —me tome un momento para reflexionar— No me iré..

Los ojos de Sthuar se abrieron tanto que parecian que iban a explotar de sorpresa y felicidad a la vez, su abrazo se hizo más intenso que antes y me agradeció muchas veces, su madre que nos obdervaba a una corta distancia solo me sonrió apoyando mi decisión.