Capítulo 1: Tragedía en la universidad

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Era la mañana preciosa de un lunes la que se podía disfrutar desde la ventana de mi habitación, los rayos solares penetraban tan fuerte incluso a través de las cortinas de bolas de colores que danzaban con la brisa que se escabullia por una pequeña rendija que no habia sido cerrada, haciendo que mi cuarto por completo se iluminara siendo muy incómodo consilar el sueño con tanta molesta claridad. Desde mi cama podía sentir un olor delicioso probablemente proveniente de la cocina era como a levadura y galletas, no, era algo más salado pero con un toque dulce especial, seguro son panecillos con mantequilla, mis favoritos "¡Selena!" Un grito proveniente del piso de abajo bastó para informarme que mis horas de sueño habían llegado a su límite y que mi desayuno ya estaba listo, por lo que ni me esforcé en continuar guardadita y cómoda bajo mi alcoba, a demás si eran panecillos no me iba a poder resistir, y menos tardar o mi hermano mayor se los acabaria todos por mi. Sí, soy la hermana del medio, primero nació Marcus, luego yo y despúes Yena, mi tierna y linda hermana menor, toda una ángel, nada comparada con el.

— ¡Ya estoy mamá! —dije sentandome en la mesa al lado de papá, no sin antes darle un beso en su mejilla y desearle un buen día

— Tus ojos están rojos ¿dormiste bien? —Me preguntó con su típica voz ronca y tupida mientras bebía de una taza de café caliente

— ¡Por supuesto! —Sonreí

— Seguro se quedo hablando con sus amigas por el teléfono

Sentí una voz un poco menos gruesa que la de mi padre y no pude evitar poner los ojos en blanco, era muy temprano para que me estuvieran fastidiando.

— Si, buenos días a ti también Marcus —Hice una mueca y tome unos platos para servirme el desayuno— Y para tu información después de dormir a Yena yo hice lo mismo.

— Mi amor ¿lavaste tus manos y tu cara? -me dijo mamá con una voz dulce y llena de alegría desde el lavaplatos-

— ¡Claro.. como podría olvidarlo! —Dije apresurandome a comer todo antes que se diera cuenta le que había mentido o alguien más se lo soplara

A mamá nunca le gustó que nos sentaramos en la mesa sin antes lavarnos la cara y manos, pero conozco a mi hermano y fácilmente se comería mi desayuno en lo que tardo, no sería la primera vez. A todo esto me atragantaba metiendo en mi boca todo lo que podía aguantar y tragandolo lo más rápido posible incluso sin másticar, lo que me provocó un poco de toz y fuí inmediatamente en busca de un vaso de agua antes que mi madre acudiera en mi rescate.

— ¿Estás bien Selena? —volteó hacia la mesa sujetando entre sus manos platos tan llenos de burbujas y espuma como sus manos

— ¡Si Mamá, por supuesto! Todo está bien —continué bebiendo mientras veía a travéz de el cristal del vaso como mi padre y mi hermano que estaban sentados justo al frente de mi se burlaban— ¡Oigan!

Deje el agua a un lado encima de la mesa y continué atacando el platillo tan delicioso que había frente a mi mientras q mi hermano desde el otro extremo hacía lo mismo como si compitieramos por ver quien comía más de esos pansitos, el hizo una pausa inesperada y se dirigió a mamá, lo q me lleno de adrenalina por que sabía que me iba a regañar.

— Lo que pasa mamá es que Selena.. —señalo el lado derecho de mi boca, donde todavía había un poco de saliva seca que al parecer salió y se secó en mi rostro mientras dormía—

— ¡Ni se te ocurra! —me levante de la mesa de inmediato para impedir que me delatara, corrí hacia el para callarlo pero es más véloz que yo y se me adelantó

Marcus me hizo correr alrrededor de la mesa unas 5 veces y sin éxito, no pude atraparlo, en cada esquina que se detenía para ver como mi cuerpo cansado luchaba por salvar su vida se reía y me señalaba injustamente con su dedo, podrá ser un patán pero para su suerte, y mala mía, es muy atletico, no lo alcanzaría aunque usara patines.

Los Dos Lados De La LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora