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Luffy había concluido la carrera de medicina, después de muchas horas de sueño perdidas y esfuerzo, se encontraba trabajando desde hacía ya unas 4 semanas en un hospital muy importante como médico, bueno, ayudante, pero era lo de menos, mientras pudiera llevar en práctica sus más de 5 años de estudio, contando el internado y el servicio social, él se sentía feliz y orgulloso, además, esto sería temporal, sabía que con mucho esfuerzo en algunos años podría tener su propio consultorio y quien sabe, tal vez podría ser dueño de algún hospital, pero ahora se estaba yendo muy lejos.

Eran las 7:03 de la mañana, y sí, Luffy había llegado un poco tarde, otra vez  y estaba con los nervios a flor de piel, ¡por un momento pensó que llegaría a tiempo!, pero el camión se había atrasado un poco haciendo que el recién egresado terminara llegando tres minutotes tarde.

— Hola, Viví, soy yo, tarde otra vez — Saludó a la chica que atendía al entrar al hospital — ¿Sabes si Don cara de mierda ya llegó? — Preguntó, en tono de burla pero con el corazón en la mano.

La muchacha que se encontraba ahí le dio una dulce sonrisa, aunque al mismo tiempo se notaba un poco preocupada por el muchacho, ¿en algún momento llegaría a tiempo para que no lo regañe ese señor?

– Buenos días, Luffy — Comenzó a hablar — Trafalgar ya llegó, ya sabes que el está aquí antes de las 7 de la mañana, deberías apresurarte.

Luffy hizo un pequeño berrinche pues otra vez le daría una charla sobre las cosas que odia y bla bla bla.

—¿No piensas ir a trabajar? – Luffy dio un gran suspiro — Córrele porque ya es bastante tarde, suerte.

Luffy la miró con una sonrisa y salió disparado hacia el lugar que antes le habían dicho. No tardó ni 2 minutos en llegar, revisó la hora una última vez antes de tocar la puerta del consultorio, 7:07 a.m, mierda, casi 10 minutos tarde, lo iban a matar

Sin esperar un minuto más, tocó la puerta y a los segundos un hombre habrían la puerta, era demasiado guapo, unos 10 cm más alto que Luffy, ojos grises, musculosos, serio, con un pequeño aire de superioridad... ¡No es momento para apreciar la belleza de ese hijo de puta!

— Hola, buenos días, doctor Trafalgar — Dijo esperando el sermón de todos los putos días.

— Llegas tarde — Joder, que voz — ¿Hasta cuándo aprenderás a llegar temprano? — Le dijo arrugando las cejas — Pásale, que ya sabes lo que te voy a decir

El mejor tragó su saliva muy asustado, evidentemente sabía lo que le esperaba, y no es que fuera algo súper duro pero era tedioso. Se adentró a su consultorio y el ojigris comenzó a hablar.

— Como primer punto, te digo que odio la impuntualidad — Esto Luffy ya lo sabía — No me importa que excusas tengas, o que se te haya atravesado, aquí llegas a las siete en punto y listo, si te tienes que levantar más temprano, hazlo — Ya lo sabía.

— Ya lo sé señor, discúlpeme, realmente intenté llegar temprano — Se limitó a contestar.

— Y si ya lo sabes ¿Por qué no pones en práctica lo de levantarte más temprano? — Dijo con voz calmada y, a consideración de Luffy, sexy.

No podía con la vergüenza, maldito hombre con cara de ángel y cuerpo de demonio, maldito jefe que le tocó.

— Lo siento — dijo cabizbajo — ¿Ya me puedo retirar?

— Sí — Recobró la voz fuerte de siempre — Por ahora no necesito ayuda.

Sin más, Luffy salió del consultorio de Law, estaba tan nervioso y a la vez tan atraído hacia su "jefe", definitivamente los 100 regaños valían la pena.

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