• 04 ; El fin del futuro.

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El armario evanescente estaba totalmente reparado, un día antes habían puesto a prueba el mueble para ver sí aquella manzana verde iba y regresaba, pero ante la sorpresa del rubio, la fruta había regresado totalmente mordida. Una señal de qué el armario pronto sería utilizado para lo próximo que estaba por venir. Algo que ponía a Draco con los nervios al máximo por no saber lo qué vendría después.

Se supone qué los mortífagos llegarían y él tendría qué acabar con el viejo de Dumbledore. Pero hasta ahora había fallado y dejado de intentar hacerlo por las peticiones de Potter.

Así que estaba en ceros. Con la duda vagando entre sombras y con un miedo permanente que no podía controlar.

— Hey... — la voz de Harry le hizo mirarle, ignorando las malas miradas que estaba recibiendo mientras ambos estaban parados en uno de los pasillos del castillo.— deja de pensar tanto. Ya te dije lo qué haremos.

— No me has dicho nada.

— Te lo diré cuando vuelva con Dumbledore.

Draco dirigió su mirada hacia el chico a lado suyo, nunca se hubiera imaginado estar en esta situación. Entendía perfectamente porque todos aquellos que pasaban caminando se les quedaban mirando con mucha duda de por medio.

De un día a otro, Potter parecía abandonar a sus mejores amigos de toda la vida para ir detrás de Malfoy.

Algo debió haber hecho aquella serpiente.

— Ni siquiera te ha hablado, como estás...

— Está noche, no diré más. A veces las paredes hablan y los planes cambian. Pero ten confianza, haz lo que tengas que hacer y espérame en la torre de astronomía.— este había alzado su mano con intenciones de arreglar el mechón de cabello que cubría los ojos ajenos, pero simplemente se quedó con las ganas. Había apretado sus dedos y apartando la mano.— ten en cuenta que las cosas van a cambiar de forma drástica desde esta noche.

— Nunca me dejas qué termine mis preguntas, pero está bien. — recriminó Draco, cruzando los brazos y recargandose un poco más contra la columna de la cual se sostenía.— tomaré tu palabra, Potter.

— ¿Tienes hambre?

— No, desayuné muy bien.

— ¿Por lo menos algo de sed?

— No.

— ¿Sueño? Deberías aprovechar hacerlo.

— No...

— Deberías...

— Necesito que te calles, Potter. Me pones de nervios qué te portes tan... tan y al segundo te portes dulce conmigo. ¿Tienes problemas de personalidad?

Harry negó con una calma reflejada en el rostro, a pesar de qué le había dicho lo que sucedería en esta noche, parecía que no le afectaba nada sobre la consecuencia de sus futuros actos. Relamió un poco sus labios y había vuelto a dejar ver una media sonrisa que le hizo guardar silencio.

El rubio se acercó un poco más a este solo por un pequeño instinto de seguridad, tratando de qué sus hombros no fuesen a rozar.

— No hablemos nada a cerca de eso, Malfoy. Ningún lugar es seguro por ahora... aún tengo muchas cosas en las que pensar para que todo salga bien.— Harry a pesar de notar la cercanía que había ahora, decidió no hacer otra cosa para evitar que Draco se alejase.— hasta ahora han cambiado muchas cosas, en mi mundo... justo está noche te estabas recuperando por una batalla que tuvimos en el baño.

— ¿El baño...? ¿Por qué...? — no terminó la oración, de inmediato recordó qué su último escondite y lugar seguro, era aquel baño donde Myrtle la llorona se refugiaba—. Entiendo, me amabas en ese mundo pero me querías matar...

Bajo la luz de luna: [ Harco ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora