Sólo puse los ojos en blanco, esperando a que todos se fueran.
-Llegaré tarde a mi siguiente clase -me quejé cuando por fin estuvimos solos.
-Esto no tardara mucho.
-Sí quiere que me disculpe por lo que paso esta mañana, no pienso hacerlo, ese no es mi estilo y...
-No es sobre eso de lo que quiero hablarte -su mirada era fría al igual que su voz.
-¿Entonces?
-Miles me habló mucho de ti.
Entrecerré los ojos.
-¿Y?
-Me dijo que eras su mejor alumna -me encogí de hombros con una sonrisa engreída-. Pero sinceramente viendo tu trabajo, creo que se equivocó -fruncí el ceño-. Claramente hay personas en esta clase mejores que tu y...
-¿Está diciendo que no tengo talento? -pregunté incrédula.
-No, solo estoy diciendo que hay personas más talentosas que tú en esta clase.
-Usted es un ignorante que no percibe la sublimidad del arte -le eché en cara.
-Pues mi posgrado en el Roya Collage of Art dice lo contrario.
-Estoy segura de que eres solo un artista frustrado, después de todo, los que no pueden pintar, enseñan -sonreí.
-¿Artista frustrado, dices? -Me mostró una sonrisa torcida-. Linda, si yo quisiera podría tener una exposición de mis pinturas en el museo de Louvre.
-No hay nada peor que un maestro arrogante y prepotente.
-Claro que lo hay, y es una alumna altanera y ególatra.
-Usted no me conoce, así que no puede decir eso.
-No es necesario conocerte, con tan solo ver tu actitud es más que suficiente.
Decidí no contestarle, no quería alargar mas la charla, la siguiente clase era matemática con la señorita Brown, y ella me traía entre ceja y ceja por mis calificaciones.
-¿Puedo irme ya?
-Sí, aunque deberás buscar un tutor para estar al mismo nivel que tus campa... -no lo dejé terminar cuando azoté la puerta al salir.
Este maestro podía ser muy guapo, pero se había metido con la chica equivocada y pagaría por eso.