1.2K 136 105
                                    

El precioso otoño, unas de las épocas más esperadas del año por los niños traviesos que les encantan arrojarse en las hojas amontonadas sobre el patio sin sentir algún miedo por el hecho de que podrían lastimarse al chocar contra su propio peso so...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El precioso otoño, unas de las épocas más esperadas del año por los niños traviesos que les encantan arrojarse en las hojas amontonadas sobre el patio sin sentir algún miedo por el hecho de que podrían lastimarse al chocar contra su propio peso sobre aquellas hojas secas.

Además de los niños, habían mayores de edad que también disfrutaban de eso, ya que el clima se enloquecía en varias ocasiones, por el simple hecho de que hay veces en las que el clima es muy templado, otros en que hace mucho bochorno y otros que el frío acapara toda la ciudad.
Este año les había tocado el frío.

¿Un otoño frio?, era perfecto para todo, era algo un tanto irreal el hecho de tener un otoño donde pudieras sacar ese chocolate caliente.
Aunque no le quitaba lo increíble que era.

Unos orbes rubíes leía un libro cientifico que al estar bastante concentrado pareciera que de verdad es muy interesante. El azabache amaba el otoño, aunque no se dignaba en decírselo a nadie, el sentía aquel sentimiento precioso por ver aquellas hojas secas derrumbarse una por una del árbol que tenía en su patio.

Aunque algo que nunca le habia pasado, era que ese día donde dicha época transcurría no tenía ningún tipo de plan o alguna actividad por hacer. Sus animos eran bajos por realizar algún hobbie que siempre ah tenido. Quería probar algo nuevo.
Algo entre el y sus hormonas era algo que se estaba volviendo personal.

Estaba caliente.

Recordó con alegría aquel chico azulado que había conocido en la universidad, era su "casi algo" como muchos lo hacen llamar; las ganas de invitarlo a pasar el rato eran mayores a qué dejarlo así y solo quedarse aburrido en su casa.

Tomó su móvil y lo llamó, ¿Hubieras sido más discreto? No era lo suyo, el es bastante directo con sus acciones y su lenguaje.

—Ven a mi casa—Dijo el bicolor al recibir la respuesta de su llamada.

—Claro, solo deja que termine el deber que dejo el profesor.

—Dejalo, yo te lo hago—Contestó Shadow con una amplia sonrisa dibujada en su rostro—Solo quiero que vengas.

Detrás de cierta pantalla se encontraba el cobalto algo asombrado por la discreta desesperación que tenía el azabache por tener a su lado al azulado.
The Hedegnog accedió con algo de pena por la molestia que le ocasionaría, aunque el se lo propuso no era motivo para aprovecharse. Aunque le dió igual y comenzó a arreglarse.

Entre Sonic y Shadow, podemos sacar la conclusión de que el azulado no es tan experto en el amor pero si sabe lo que es, sabe como demostrar cuando de verdad amas a una persona (con palabras, abrazos o algún tipo de caricia sana). Y Shadow es más de acciones, no tan afectivo.

Esta ocasión sería totalmente
diferente a lo que estaba
acostumbrado a hacer en la mayoría de veces.

La brisa algo fría se estaba siendo presente en la ciudad.

Make me moan •|Shadonic|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora