Capítulo 5

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Dos semanas y Hyunjin ni siquiera le había dedicado una mirada. ¿Iba en serio? Ignoraba su existencia completamente. Desayunaba, comía y cenaba con los de personal que dormían ahí, que eran los de seguridad, que debían estar las 24 horas del día, y no más. Jeongin venía constantemente y él no lo soportaba, él lo odiaba. Cada vez que se topaba con Felix tiraba algo al suelo, lo primero que encontrara, y él tenía que limpiarlo, porque eso era lo único para lo que estaba ahí.

Los escuchaba tener sexo a altas horas de la madrugada, y se sentía herido.

A la tercera semana, Jeongin tiró el bote de café al suelo a propósito, y Hyunjin fue testigo de ello. Esperó que lo riñera por hacer eso, pero se equivocó.

—Felix, ¿a qué esperas para recogerlo? —dijo con indiferencia.

El rubio bajó la mirada y no tuvo otro remedio que ir a barrerlo. Estaba empezando a echar de menos al Hyunjin que lo acosaba constantemente, porque sentía que se moría cada vez que mostraba aquella indiferencia hacia él.

Aquella noche volvió a escuchar los gemidos, y esta vez lloró.

A la segunda semana del mes siguiente, no le gustó para nada escuchar la conversación que Hyunjin y Jeongin mantenían.

—Creo que cuando nos casemos deberíamos celebrar la luna de miel en París, ¿no crees que eso sería romántico? —dijo Harry con una sonrisa.

—Creo que eso sería perfecto, cariño. —le respondió el pelinegro con una pequeña sonrisa.

Felix sintió un nudo en su garganta. Él siempre quiso ir a París, siempre pensó que sería algo realmente romántico, ideal, perfecto. La ciudad del amor.

Al mes siguiente cuando Hyunjin entró por la puerta observaba una caja pequeña entre sus manos. Felix no logró verla bien, porque la guardó en seguida en el bolsillo de su chaqueta y desapareció subiendo por las escaleras.

Pasadas unas horas el rubio subió a su habitación para limpiar, y la chaqueta de Hyunjin se posó en su campo de visión. Demasiada curiosidad, así que se acercó para buscar en los bolsillos. Encontró algo cuadrado y lo sacó. Era la caja que el pelinegro estaba observando cuando entró por la puerta. Tragó saliva.
¿De verdad deseaba abrir La Caja de Pandora? Porque por alguna razón sabía que aquello iba a dolerle de verdad.

La abrió y se quedó sin aire. Dentro de ella había un anillo de plata simple, y antes de que pudiera observarlo con detenimiento la puerta se abrió.

—¿Qué haces? —cerró la caja rápidamente y con el corazón latiéndole a mil se dio la vuelta escondiendo la caja detrás de él, intentando volver a meterla en el bolsillo con disimulo, pero cayó al suelo. Hyunjin miró la caja en el suelo, el anillo había rodado hacia él.

—Y-yo te vi con la caja y... Te-tenía curiosidad. —respondió, con un matiz de dolor. No podía creer que él fuera a pedirle matrimonio a Jeongin, pero supongo que había logrado olvidarse de Felix, mientras que él no había logrado olvidarse de Hyunjin y había pensado en él desde la última vez que lo tocó en el gimnasio.

—Bueno, ahora ya sabes lo que era. —respondió acercándose a él para coger la caja del suelo y guardar el anillo.

-Sí. —susurró. —Yo... Os... Os deseo lo mejor. —murmuró, y más alto lo miró con seriedad.

—Entonces no has observado realmente bien. —respondió con una pequeña sonrisa.

—¿Qué? —susurró.

—¡Hyunjin! —escuchó aquella voz que tanto odiaba, su dueño no parecía muy contento. En menos de cinco segundos ya estaba dentro del gimnasio y Felix se quedó petrificado al ver el rostro del chico de mirada zorruna cubierto de lágrimas. —¿Cómo te atreves? ¿Por teléfono, Hyunjin? Dos años, íbamos a cumplir tres, íbamos a casarnos. —sollozó.

Finally Free | Hyunlix ver.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora