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Megumi sabía que tenía una vida rara, y esto era algo que tenía en cuenta desde que tiene consciencia.

Él tenía un largo historial de cosas que sabía que no eran normales para la demás gente, y las podía enlistar fácilmente.

Él no recordaba a sus padres, ni siquiera sus caras, cosa que a los demás le sería imposible de imaginar. Su madre había muerto a una edad tan temprana que ni siquiera recordaba algo de ella, luego su padre había encontrado a otra mujer y los habían acogido en su casa junto a la hija de esa mujer, quien sin compartir algún lazo de sangre se convirtió en su hermana. Cosa que lamentablemente algunos niños de su escuela cuando era pequeño no entendían, así que se burlaban de él y su hermana sabiendo que terminaría en una pelea que él siempre ganaba, al igual que los profesores llamaban a sus padres y estos nunca contestaban.

Luego las sombras borrosas que veía de reojo tomaron forma, haciendo que las historias de los monstruos debajo de la cama se conviertan en realidad, pero siendo mas horrorosas de lo que algún niño podía imaginar. Gracias a eso y los rumores de que el niño que no tiene padres también veía cosas que nadie más podía, resultaron en más burlas y peleas.

Dejó las peleas de lado en el momento en que su padre no volvió a casa, y unas semanas después, la madre de Tsumiki también desapareció. Así que los rumores de que no tenía padres se volvieron realidad, y aún recibiendo más burlas no podía pelear, sabiendo que eso solo haría que las lágrimas que caían en silencio de su hermana aumentarán más.

Así que a los cinco y seis años respectivamente, él y su hermana habían sobrevivido durante meses con el dinero que la madre de Tsumiki había dejado en la casa, el dinero que habían conseguido de vender la mayoría de sus escasas cosas y los pequeños trabajos que la gente podía aceptar de niños pequeños.

Hasta que un extraño adolescente con gafas había caído un día después de salir de la escuela, diciendo cosas que no podía entender del todo pero haciendo caso porque ese extraño había dicho que si lo hacía, su hermana iba a estar bien.

Luego de eso el tiempo pasó mejor, Gojo Satoru, el chico de cabello blanco con las gafas que se había encontrado ese día, los ayudó, los instaló en un mejor lugar y una escuela en la que no parecía que las paredes se iban a caer con un soplo de aire.

También había ayudado a hacer surgir su técnica maldita y conocer a sus preciosos Shikigamis.

Y aunque la vida había tomado un toque de normalidad para las demás personas, la vida de Megumi no podía ser tan fácil. Así que en menos de 2 años en estar en relativa paz, Gojo y los Zenin habían tenido una pelea por el trato que su padre había hecho, del cual no sabía que decía, pero si sabía que en resumidas cuentas lo habían vendido al clan.

Entonces de poder estar en la escuela pateando a gente estúpida y entrenando un poco con sus shikigamis, había sido sometido durante meses en visitas casi diarias al clan Zenin, tratando que Gojo y el clan llegarán a un acuerdo para reescribir el trato. Y aunque no lo dejaban participar en su propia venta, los Zenin habían obligado a Gojo que en casi todas las reuniones él debería estar presente.

Así que durante un año entero había sido obligado a asistir a escuchar a viejos que no conoce formular diferentes tratos con Gojo sobre su venta, como si fuera un juguete.

Y aunque todo el viaje había sido un martirio, conoció a sus dos primas, que hacían un poco más llevadero escuchar a viejos estúpidos sobre la cantidad en la cual podría ser vendido.

Al acabar el trato el cuál todavía no era totalmente libre del clan Zenin, los años habían sido llevaderos, hasta que su hermana cayó en coma. Este accidente fue provocado por una maldición, la cual no había sido apto para pelear contra ella con su nivel de fuerza actual, así que ese fue un impulso más para entrar totalmente al mundo de los chamanes e ingresar a Jujutsu Tech.

Fallar y Tratar, Tratar y Fallar -Jujutsu Kaisen-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora