Prólogo

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El humo se elevaba perezosamente desde el extremo del cigarro entre los dedos de Harry Potter, formando espirales en el aire viciado de la habitación. Los murmullos de la noche londinense apenas se filtraban a través de las paredes de ladrillo macizo que rodeaban el refugio clandestino del jefe de la mafia inglesa. Sentado detrás de su imponente escritorio de roble oscuro, Harry sopesaba la información recibida, su expresión impasible apenas revelaba la tormenta de pensamientos que bullían en su mente.

"Theo, tienes que estar más atento", gruñó, su voz profunda resonando en la habitación. Theodore Potter, su hermano menor, asintió solemnemente desde el otro lado de la mesa. Era el único vínculo de sangre presente en ese momento, mientras que Hermione y Draco estaban a miles de kilómetros, sumidos en los entresijos de la Brava Russa.

La voz de Luna se filtró desde la habitación contigua, donde estaba absorta en su monitor, monitoreando cada rincón de la red que tejían. "Harry, acabo de interceptar una comunicación sospechosa. Parece que alguien está tramando algo grande".

Harry se enderezó en su silla, la chispa de alerta encendiéndose en sus ojos verdes. "¿Qué tienes, Luna?"

Luna Lovegood, ahora Luna Potter-Nott, entró en la habitación con paso rápido, su mirada cristalina fija en Harry. "Un intento de asesinato, Harry. Contra ti".

Las palabras resonaron en el silencio tenso de la habitación. Theo apretó los puños, su mandíbula tensa, mientras Harry absorbía la noticia con calma calculada.

"¿Quién está detrás de esto?", preguntó Harry, su voz fría como el acero.

Luna manipuló los controles de su computadora, proyectando las imágenes en la pantalla grande de la habitación. "No lo sabemos aún, pero estoy rastreando la fuente. Parece que la entrega de mercancía fallida que informaron era solo una tapadera para este intento".

La adrenalina corría por las venas de Harry, su mente ya elaborando planes y contramedidas. "Prepara a los hombres. Vamos a desentrañar esto desde la raíz. Theo, tú vienes conmigo".

Theo asintió, su rostro endurecido con determinación. "Entendido, Harry. Estoy listo para lo que sea".

Con gestos rápidos y precisos, Harry y Theo se pusieron en marcha. Convocaron a algunos de sus hombres de confianza, guerreros urbanos que conocían cada callejón y cada truco del hampa londinense.

Mientras tanto, Luna continuaba su labor de rastreo, navegando por las redes oscuras del crimen con destreza y cautela, buscando cualquier indicio que pudiera conducirlos hasta el corazón del complot.

Cuando estuvieron listos, Harry se dirigió a dos de sus hombres más confiables. "Vosotros dos, quedad aquí y proteged a mi cuñada. Si la cosa se pone fea, sacadla de aquí y llevadla a casa. Y recordad, el que me falle, le vuelo la cabeza. ¿Entendido?"

Los hombres asintieron con seriedad, conscientes de la gravedad de la orden.

Luna se adelantó, su expresión determinada. "Puedo defenderme sola, Harry. No soy una niña inocente".

Harry la miró con preocupación, pero luego asintió. "Lo sé, Luna. Pero necesito saber que estás a salvo".

Con un asentimiento firme, Luna aceptó las palabras de Harry, sabiendo que su seguridad era una prioridad para él.

Mientras los hombres se preparaban para proteger a Luna, Harry y Theo se adentraron en las calles oscuras de Londres, decididos a enfrentar cualquier peligro que se interpusiera en su camino y a descubrir la verdad detrás del intento de asesinato.

El sonido ensordecedor de disparos rompió el aire, interrumpiendo la noche tranquila. Harry y Theo se lanzaron al suelo, buscando cobertura mientras los proyectiles silbaban a su alrededor. A través de la confusión y el caos, vieron luces brillantes acercándose rápidamente.

De repente, un elegante automóvil negro se detuvo frente a ellos. Las puertas se abrieron y de él emergieron dos figuras conocidas: Hermione Potter-Nott y Draco Malfoy, con expresiones serias pero decididas en sus rostros.

"¡Hermione! ¡Draco!" exclamó Harry, sorprendido por su llegada oportuna en medio del enfrentamiento.

Sin perder tiempo, Hermione y Draco se unieron al combate, desplegando una precisión y habilidad sorprendentes. Con movimientos coordinados, cubrieron a Harry y Theo mientras avanzaban hacia una mejor posición, respondiendo al fuego enemigo con una fuerza igual o mayor.

Los cuatro se convirtieron en un equipo formidable, cada uno protegiendo al otro con valentía y determinación. Los disparos resonaban en las estrechas calles, pero no había lugar para el miedo cuando la familia estaba en peligro.

Harry, Theo, Hermione y Draco avanzaban con determinación, enfrentando a sus atacantes con una fuerza implacable. Cada paso los acercaba más al enemigo, cada movimiento era una danza mortal en la oscuridad de la noche.

Finalmente, con una combinación de astucia y habilidad, lograron neutralizar a los agresores y restaurar la calma relativa en las calles. El silencio descendió una vez más, roto solo por el suave murmullo de la brisa nocturna.

Harry miró a su alrededor, evaluando la situación con ojos penetrantes. "Gracias, Hermione. Gracias, Draco. No sé qué haría sin ustedes".

Hermione le sonrió, su mirada llena de determinación. "Somos una familia, Harry. Estamos juntos en esto".

Draco asintió, su expresión seria pero con un brillo de orgullo en sus ojos. "Siempre estaremos ahí cuando nos necesites, hermano".

Juntos, los cuatro se retiraron de las calles, conscientes de que el peligro aún acechaba en las sombras, pero también seguros en el conocimiento de que, mientras estuvieran unidos, podrían superar cualquier desafío que se interpusiera en su camino.


Esposa del Rey de la MafiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora