BastianEldritch

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#Reto
BastianEldritch

Tuve que volver a casa solo, una vez, sencillo habría sido si contigo se hubiera ido todo.  Lo que fue nuestro hogar pasó de claro a oscuro, los pisos ya no brillaban ni olían a lavanda, ahora lucen dejados, con hojas de papel, apiladas, desperdigadas, arrugadas, hojas sueltas... pues pasaron de ser blancas a tener garabatos; fracasos.

¿Todo lo demás?, mugre y polvo.
Los servicios reflejaron tu ausencia, gastaba poco gas, menos agua, y nada de luz, pisaba con cautela para no ser escuchado, como si ya nadie habitara, ya no hubo más café, ni vino, pues vinagre son ahora. 
Puedo jurar desde el frío suelo, que sobre mí se cierne una enorme araña, vi sus hilos en cada rincón, así que también me hice el mío, no hay mucho por describir aquí, adentro no hay más que vacío, ah, pero afuera...

La señora siguió sacando al perro temprano en la mañana, el carrito de madera se arrastraba aún con dificultad, cargando frutas, verduras y tu sección favorita, plantas.  Podía oír las escobas de las ancianas vecinas, barriendo, ya volaron horas antes, terrible me era el sonido, el crujir de las hojas contra el pavimento áspero.

Tras cada hora en vela esperé todo fuera distinto, que la calle no oliera a café recién hecho, ni a pan recién horneado, que el perro no hiciera un berrinche suplicando un paseo, que las calles tal como aquí, se cubriera de hojas sueltas, que dejaron de ser verdes, ahora secas y arrugadas, que estas se apilaran casi sinfín, y la brisa no movería rama alguna, colores opacos, tierra hostil, infértil, justificando y dando sentido a mi caída, cuál palacio vuelto escombros, monolito... ruinas.

Ingenuo yo cada madrugada, esperando la hora para comprobar si mi creencia erraba, que llegada la hora, el verdulero elegiría otra calle viendo esta con desdén.  Ah, pero fui más allá, me creí que el sol dejaría de salir, aún lo hago, aquí desde el frío suelo, mi rincón.  Observaba atento el balcón, suplicando estar en lo cierto, que la luz no se filtrara por la ventana, que nada lastimara mis ojos, que no despertara ningún pájaro y que no anunciaran la mañana.

Para mi infortunio, quedé horrorizado, sentí el asco en los huesos, fragilidad.  Pero no es crueldad, es realidad, el mundo siguió como si nada, todo pasó inadvertido.

Ironía, ser dos, acabar quedando uno, y luego nada de este último, así que seguí como todo, pero no como todos, pues ahora hábito un espacio más pequeño.  Tal vez resulte ser mala carne y que los gusanos no me consuman, pues ser putrefacción es incluso ser algo y yo ahora nada soy.

¿Podrá alguien oír estas palabras, bajo este frío suelo, desde mi nuevo rincón?, claustrofobia.  Desde el cementerio; desde mi cajón.

Los Retos De La Madriguera 🐇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora