—¿Hasta cuándo piensas quedártela? — inquirió Tim, mientras sostenía entre sus manos una taza humeante de café.
Aquella mañana de octubre era gélida, y el invierno se acercaba rápidamente. Los proxys eran conscientes de lo que eso significaba: una temporada implacable de supervivencia en una antigua y abandonada casa en el bosque. Sin calefacción, con agua fría y apenas una manta robada para resguardarse durante las noches. Ser un proxy era una verdadera tortura. Slenderman, su enigmático líder, no les proporcionaba dinero ni un hogar seguro; solo les daba instrucciones sobre a quién debían asesinar, sin importar si la víctima vivía a miles de kilómetros, en otro estado o directamente al otro lado del país.
Como consecuencia, era habitual que se involucraran en robos durante sus crímenes, lo cual también ayudaba a despistar a la policía. Estos últimos no lograban detectar ningún patrón claro en los asesinatos, y creían que se trataba simplemente de vándalos que mataban y robaban por diversión. Tim trabajaba como cajero en una tienda abierta las 24 horas durante los días de la semana, mientras que Brian laboraba en una pequeña fábrica de dulces llamada Hostess, conocía por vender los dulces "snoballs" muy consumida por ahí. Solía trabajar durante las madrugadas. Esto resultaba un alivio para Tim y Toby, ya que Brian dormía buena parte del día y no les molestaba. Brian siempre había sido un personaje extraño en sus vidas.
—¿Qué te importa? — respondió Toby molesto, mientras intentaba alimentar a la bebé que descansaba en su regazo con un biberón robado.
—Me importa porque soy yo quien le cambia los pañales— respondió Tim con tono irritado. —¿Vas a quedártela?
—Tal vez— murmuró Toby mientras observaba a la bebé beber su leche. —Últimamente está más tranquila.
—Eso es lo que dices, pero en el próximo berrinche estarás intentando lastimarla— respondió Tim con molestia, recordando las explosiones de ira y los ataques de Toby ante el llanto de la bebé. —Yo creo que deberíamos llevarla a un orfanato— sugirió, dando otro sorbo de café.
Toby frunció el ceño molesto, apartando su mirada de la bebé para dirigirla hacia Tim, que se encontraba al otro extremo de la mesa. Una parte de él sabía que Tim decía la verdad; siempre se creía con la razón y poseía una sabiduría desmedida. No era casualidad que Brian y Toby lo consideraran el líder del grupo.
—Es mi bebé, yo decido qué hacer con ella— respondió Toby, enfatizando su propiedad sobre la pequeña y apretándola un poco mas hacia su regazo. A los ojos de Tim, Toby parecía un niño pequeño haciendo un berrinche porque sus padres no le permitían quedarse con el gato callejero que encontró en la basura.
—Pensé que era una bebé bastarda— respondió Tim sarcásticamente, recordando las palabras previas de Toby.
—¡Cállate de una vez! —, exclamó el joven en voz alta, irritado, sobresaltando no solo a su compañero, sino también a la bebé. —¡Estoy harto de tu estúpida voz! T-Todo el día reclamando que es mi bebé y que debo de hacerme cargo, ¡m-m-me estoy haciendo cargo así que no te met-t-tas!
—¡Toby, puta madre, la bebé se está ahogando! — exclamó Tim desesperado.
Toby bajó la mirada hacia la niña y se dio cuenta de inmediato de cómo parecía estar atragantándose con la leche, posiblemente debido al susto que le había causado su grito. El nerviosismo se apoderó rápidamente de Toby, y un tic nervioso comenzó a manifestarse en su mano libre, extendiéndose hacia su cuello y su rostro. Por suerte, Tim reaccionó rápidamente, arrebató a la bebé de los brazos de su padre y la levantó, dándole suaves golpecitos en la espalda para ayudarla a expulsar la leche que se había quedado atascada en su garganta.
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Pequeña Proxy [Ticci-Toby]
FanfictionÉl nunca pidió ser padre, especialmente no a sus 18 años. Toby era un joven atormentado, un proxy de Slenderman con serios problemas mentales. ¿Cómo podría cuidar adecuadamente de una bebé? Apenas podía cuidar de sí mismo. Pero el destino le había j...