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Jungkook leyó el tweet de Jimin y recordó todas las veces que el chico comentaba sobre sus dolores de espalda, hombros y pies. Recordó, también, que varios de sus seguidores le ofrecían masajes. Hubo momentos en que él mismo soñó con darle un sensual masaje, que le provocara gemidos entrecortados. Pero ahora que sabía que lo conocía, fue consciente de cómo su compañero cargaba cajas una y otra vez, y aún así atendía con una sonrisa a los clientes y proveedores.
Jimin era tan cordial y amable con todo el mundo. Incluso con Jungkook, quien lo ignoraba todo el tiempo. Y desde la semana pasada, que descubrió la verdad detrás de su chico favorito, actuaba más distante. Y Jimin seguía twitteando sobre él; que lo miraba feo, que era cortante, que lo odiaba. Ugh, supiera que era todo lo contrario.
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