Los seguidores de Jimin en Twitter estaban preocupados porque el chico había desaparecido. Lo último que supieron de él eran esos memes de preocupación que compartió al saber que su identidad fue descubierta por Jungkook. Recibió muchos mensajes, preguntándole si estaba bien, pero no tenía energía para responder ninguno. Tampoco twitteó nada. Decidió, simplemente, desaparecer.
La vergüenza era muy grande. Le pesaba y agobiaba físicamente incluso.
Ese sábado ni siquiera se atrevió a ir al trabajo. Su jefe lamentó no poder contar con él, ya que los clientes se mostraban muy contentos con su atención. Pero supo entenderlo, porque nunca faltaba.
Al menos tuvo la tranquilidad de poder faltar y ser comprendido.
La otra decisión que tomó, fue bloquear a Jungkook, alias Kenjin. Cielos, se sentía tan avergonzado. Sus conversaciones por mensaje habían sido tan sexuales. ¡Jungkook le pagó en muchas ocasiones por vídeos! ¿Por qué le tenía que estar pasando esto? Siempre fue muy cuidadoso de no hablar de su vida privada, ni de mostrar su rostro. Jamás en la vida pensó que justamente uno de sus seguidores más fieles podría conocerlo. Peor aún, trabajar con él.
Y como si fuera poco, Jimin solía hablar de ese compañero de trabajo que lo ignoraba a diario, por el que sentía deseo. Ése también era Jungkook.
Jimin estaba envuelto en las mantas de su cama, deseando que todo se esfumara y quedara en el olvido.
¿Cuáles eran las probabilidades de que cayera un meteorito? Iba a buscar en Internet al respecto, cuando sintió el sonido del citófono.
No recordaba si iba a llegarle algo, pero se tuvo que levantar a atender. Desde la recepción del edificio le informaron que Jeon Jungkook se encontraba ahí.
—Dígale que no estoy recibiendo visitas, por favor.
—Dice que necesita verlo, y que no se irá — le informó el hombre de recepción —. Señor Park, puedo llamar a la policía si necesita que lo saquemos del edificio.
Aunque Jimin deseaba ignorar a Jungkook, llamar a la policía haría que la situación escalara a niveles dramáticos. Para que eso no ocurriera, Jimin le indicó al hombre al otro lado del citófono que hiciera pasar a Jungkook.
Lo esperó en la puerta de su departamento, vistiendo su pijama de una caricatura de un perrito amarillo con la lengua afuera. Cuando lo compró, le pareció gracioso y tierno a la vez, pero ahora que otra persona iba a verlo vestido de esa forma, se sentía avergonzado.
Jungkook salió del ascensor y se acercó en silencio. Jimin lo dejó pasar al departamento. Y una vez con él, cerró la puerta y se cruzó de brazos, esperando que no se notara su nerviosismo. Odiaba que Jungkook fuera tan grande a diferencia de él.
—No fuiste hoy, y me bloqueaste — fue lo primero que dijo el pelinegro.
—¿Y pensaste que querría verte? — preguntó molesto —. ¿Por qué estás aquí?
—Quería verte y que solucionáramos las cosas.
—No sé qué tenemos que solucionar, Jungkook. Nunca fuimos amigos, ¿u olvidas que siempre me ignoraste? En la cafetería nunca me dirigiste la mirada siquiera. Parecías demostrar que me odiabas, ¿y ahora quieres que seamos amigos? — sonaba incrédulo y tan molesto. Dejó sin palabras a Jungkook, quien siempre lo vio ser amable con todo el mundo. Pero en ese momento, ni siquiera había rastros de su habitual voz dulce —. ¿O crees que por descubrir la identidad del chico que se desnuda por dinero vas a poder follarlo tan fácilmente? ¿Es eso? ¿Crees que si me pagas, me acostaré contigo?
—¡No! No quiero que pienses eso, Jimin. No te veo como un prostituto ni nada — comentó atropellado para aclarar —. Es cierto que me gustaría metértela hasta el fondo, pero no ando buscando eso.
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୨୧ . * Be my pretty babe * . ୨୧ Kookmin;
FanficJimin vende contenido erótico en Internet. Jungkook es un cliente frecuente No saben que se conocen en la vida real