"Espejito, espejito, que en la pared estas... ¿quien es la más hermosa de todo el lugar?"
Quizá creas que escucharas una vez más, el nombre de la joven Blancanieves, pero lamento decepcionarte.
•••
- ¡Oh espejo mágico! ¡dime ahora, que Blancanieves...
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Tras la penumbra de las sombras, una vieja que podemos decir que esta loca, juega con su caldero mientras no deja de preguntarle a su espejo, "¿quien es la más hermosa?" una y otra vez hasta el cansancio.
—Blancanieves.
Esa era la respuesta de siempre, ese nombre la tenía cansada, le causaba repudio, un odio inimaginable. Siempre había envidiado a aquella joven, que con su piel perfecta; encantaba a cualquiera, con sus bellos labios y su sonrisa, siempre le daban lo que quería.
Ya había intentando deshacerse de ella, una y otra vez, pero cada vez le daba un fracaso, estaba cansada y totalmente malhumorada.
Es por eso, que había trabajado durante noches, en busca de la venganza perfecta.
— Espejo mágico, que en la pared estas... —empezó a decir aquella reina, cuya belleza no era suficiente para rebasar a la joven Blancanieves.
Miro con atención, lo que había creado con esmero y perfección, una hermosa niña, que dormia a sus pies en sabanas de seda. Sus cabellos eran azules, tan azules como la noche, sus labios eran rojos cual manzana, sus bellas cejas tan perfiladas, esa hermosa piel, tan blanca como la misma nieve... Tan blanca y bella, como la de Blancanieves.
— Dime, quien es la joven más bella, de este lugar. —terminó el enunciado y el espejo reaccionó.
Hubo un minuto de silencio... Y entonces, el gran espejo en la pared, finalmente respondió.
— Evie...
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