3 • Ritual de año nuevo

36 13 64
                                    

2 años Más tarde / 31 de Diciembre 2018

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

2 años Más tarde /
31 de Diciembre 2018

Era la costumbre en el Pueblo de Hope, celebrar la llegada del año nuevo en la plaza central. Allí se reunían casi todos, todos los que no se iban de vacaciones esos días.

Para iniciar el nuevo año, se encendía una gran fogata.
Durante el transcurso del día, todas las familias aportaban trozos de leña para construir la gran pirámide de pedazos de madera y llegada la media noche, la montaña de leños era encendida por el joven alcalde de la cuidad, que se  ayudaba de una larga antorcha.

Durante la celebración, antes que le prendieran fuego, quienes querían y tenían algo que dejar en el pasado, escribían aquello en una nota de papel, que luego metían por su cuenta en un sobre, y dicho sobre, era lanzado por su autor a un cesto de paja, que estaba justo en el hueco centro de la gran piramide.

Con la llegada de la media noche, en una intensa llamarada se destruía el pasado de muchos en el Pueblo de Hope.

Mantha no escribió nada en una hoja de papel. Ningún año después de 2016, y ninguno después.

Para su asombro, Yosh, si lo hizo. Ella vió como Yosh dejo el sobre en aquel montículo de leños. Fue por esa razón que Mantha llegó hasta él, para preguntarle que había escrito en aquel papel.

—Yosh... ¿Que había en la nota? —Su aliento era bruma.

—Nada importante Mantha. Nada que valga la pena mencionar de nuevo —. El miraraba fijamente el montón de madera.

—¿Lo que pasó en el puerto?

—Te dije que no vale la pena mencionarlo...y ¿Porque hablas de eso? Pensé que ya lo habías olvidado —. Se mantuvo viendo al frente.

Mantha estaba a un paso detrás de él.

—Tienes razón. Lo olvidé. ¿y tu? —Ella le puso la mano en el hombro. Él bajo la cabeza y se puso una mano en el rostro. Derramó unas lágrimas. Unos segundos después jadeó. Evidentemente trataba de contener el llanto en su tórax.

En el rostro de Mantha, una lágrima tras otra recorrieron sus mejillas para derramarse en su menton.

—¡Está bien Yosh! ¡Está bien! —

Lo consoló. Se acercó más a él y lo abrazo por la espalda.

Yosh soltó un suspiro.

Ella siguió diciendo:
—Hoy después de la media noche... ese sobre quedara hecho cenizas y con él...el pasado.

Faltaba poco para que prendieran fuego a la leña, así que ambos se quedaron esperando a que el alcalde hiciera lo suyo. Al cabo de unos minutos, cuando el reloj indicó que era ya media noche, el joven alcalde acerco la lanza encendida y dió inició al ritual de año nuevo.

La llamarada era un espectáculo. El calor intenso los hizo retroceder varios pasos. Estuvieron observando las figuras danzantes del fuego por un largo rato. Detrás de ellos, los músicos empíricos cantaban canciones alegres, acompañados por los tambores, las flautas y otros instrumentos graciosos que producían sonidos igual de peculiares.

Cuándo el montículo de madera quedó hecho cenizas, Yosh se sintió satisfecho y agradecido con el destino.
Suspiró antes de abandonar el silencio.

—Gracias... quiero decir que... Te he pensado mucho últimamente... Es decir... estos últimos meses.

Mantha se limito a escucharlo.

—incluso he llegando a soñar contigo de manera constante.

Mantha no esperaba tales confesiones. Ella daba por sentado que Yosh la odiaba.

—¿Odiarte? No, no  podría —. Afirmó él.

—¿Porque entonces no me hablaste estos dos últimos años?

—Sabes cómo termino todo. ¿Cómo podía volver a hablarte?

—Creo que... Te entiendo. También tuve que sacar coraje para poder acercarme a ti.

—¿Y porque lo hiciste? ¿Porque me hablaste?

La noche estaba helada. Y el olor a madera incinerada inundaba toda la plaza. Ellos dos estaban ahí, delante de aquel montón de brasas rojizas,
Parados uno al lado del otro.

Mantha lucia como toda una señorita; Ya no era la pequeña niña de características a fines a los doce. Evidentemente su cuerpo se estaba transformando, dejando ver sus curvas de arriba a bajo.

Yosh hacia tiempo, había notado todos estos cambios en ella y él, porsupuesto había evolucionado también.

Dentro de una semana cumpliría sus 15 años y dentro de 15 días, iniciaría en un primer trabajo. Sería el asistente de pesca de Willot Chen, un capitan obeso, de ascendencia asiática, que tenía un bote mediano con el que atrapaba atún en mar abierto.

—A decir verdad no pensé que lo haría. Ni yo misma sé como estoy aqui hablando contigo. Porque la última vez fue...

—Fui un tonto. Lo sé... lo sé —. La interrumpió. Titubeó y Prosiguió:
—No, no debí haberte gritado. Estaba avergonzado esa tarde y...

—Y ya no importa —. Ella lo interrumpió. —Te dije que entiendo lo que sucedió, porque yo también sentía vergüenza y miedo, pero ya no hablaré de éso. Ahora... Debo volver con mis padres Yosh. Hablaremos mañana —Mantha se rió.  —Quise decir luego, cuando amanezca.

—Ya amaneció para mi —. Le contesto él, sonrojado, mirándola a los ojos.

Mantha sonrió y se fue a dónde estaban sus padres. Yosh volteó a ver las cenizas una última vez.

•Litbluem•

𝑷𝒓𝒐𝒎𝒆𝒕𝒐 𝑽𝒐𝒍𝒗𝒆𝒓 𝒂 𝑨𝒍𝒂𝒔𝒌𝒂 [En Curso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora