5 • Sentimientos invisibles

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La música marcó un ritmo lento, estaba sonando "Siempre estrella" de Aily Beily

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La música marcó un ritmo lento, estaba sonando "Siempre estrella" de Aily Beily. Yhos tomó nuevamente poder sobre la cintura de Mantha, agarrándola con ambas manos, hasta que no hubo distancia entre sus caderas.

Ninguno de los dos mencionó palabra de inicio a fin. Cuándo la canción terminó, Yosh la liberó y ella retrocedió sin prisa, dos pasos atrás, hasta la pared, donde estaba Erminia.

—¿Y qué tal está? — preguntó Erminia.

—¿Que tal está el qué?

—El bailarín. ¿Esta capacitado? — Erminia ser rió entre dientes.

—Pues lo hace bien. -Se cruzó de brazos. —Quien no sé si lo hace bien soy yo.

—Si no bailaras bien, te fuera dejado libre en el primer track.

La opaca luz rojiza que emanaban los bombillos en el patio, apenas dejaba ver algunas facciones del rostro, por lo que Mantha no lograba ver con claridad los gestos burlones de Erminia, quien estaba echa sonrisas.

Habían practicado juntas algunos pases de baile, durante el año anterior y el año presente. Tenían un cierto nivel de baile que podía ser considerado suficiente o decente, habían detalles por perfeccionar, pero esa noche se valdrían de lo que se tenía, esa noche apenas estaban debutando como parejas de baile con el sexo opuesto.

Al parecer a Mantha no le costó entrar a la acción, y no le fue nada mal. Yhos quedó evidentemente motivado, de tal forma que volvió después de unos minutos para pedirle nuevamente que bailarán una canción más.

—Hueles a alcohol, me dijiste que no seguirías bebiendo.

Con una mano apoyada en la pared, y la otra en su propia cadera, Yhos le respondió al oído:

—Mantha, entiéndeme, no es sólo San Valentín, también es el cumpleaños de Eduard. ¿Como puedo negarme a celebrarlo?

—No necesitas beber en exceso para celebrar. Además él no te está obligando.

—Mantha, ¿eso es un reclamo?

—Lo es. Sabes que tu madre se pondrá triste si te ve volver así de ebrio.

—No iré a casa hoy. — Hablaba muy lento y susurrado. —Me quedaré a dormir aquí, en casa de Eduard, tengo el permiso de ella y espero que no me delates.

—No te lo prometo, porque no sabré mentirle a la tía Moly si me lo pregunta a la cara. De todos modos trataré de evitarla por estos días. —  Giró la cara a la derecha.

—¿Entonces? ¿Que dices? ¿Otra? -La intentó jalar por el antebrazo, porque Mantha estaba cruzada de brazos e inclinada en la pared.

No respondió nada, pero tampoco se negó, solo se dejó llevar a donde antes estuvieron.

"¿Porqué no puedo negarme?" Fue una pregunta que le pasó por la mente, se respondió con otra: "¿Me gusta esta sensación?", "Sí, me gusta", lo supo.

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⏰ Última actualización: Sep 07 ⏰

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𝑷𝒓𝒐𝒎𝒆𝒕𝒐 𝑽𝒐𝒍𝒗𝒆𝒓 𝒂 𝑨𝒍𝒂𝒔𝒌𝒂 [En Curso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora