CAPITULO 4

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Ese fin de semana fue gratamente increíble. Después de esperar casi tres meses, al fin había llegado el sábado en el que era el concierto de Coldplay. Fue difícil convencer a sus padres, pero al final, las chicas ahorraron y fueron juntas al concierto, fue una noche emocionante, en la cual fueron acompañadas de la mamá de Claudia, pero eso no importó.

Cantaban las canciones juntas y aunque Carmen no supiera ninguna, igual la pasó increíble cuando lanzaron el confeti de colores. Después durmieron en casa de Claudia, hasta el domingo, y fue la mejor pijamada del mundo. Habían visto en la tarde una película y los padres de Claudia fueron muy agradables e incluso graciosos.

Ahora, ya era lunes por la tarde y los exámenes del semestre estaban a la vuelta de la esquina, Fina iba con paso alegre a la biblioteca con su nuevo suéter gris, que llevaba el símbolo de la banda estampado en el, que habían regalado en el concierto.

Ella realmente no era muy glamorosa a la hora de vestirse pero ese suéter, en especial, le encantaba y le parecía muy cómodo.

Esperaba encontrarse a la castaña al llegar y así fue, al abrir la puerta dela biblioteca inmediatamente captó el rostro de Marta alzando los ojos, cómo si esperara a alguien, cuando los ojos azules se posaron en ella, tardó un segundo mirándola, y volvió su atención al libro. Obviamente, si Marta estaba esperando a alguien no era a Fina, se sintió cómo una gran idiota al descubrir que se encontraba decepcionada.

Durante estos dos meses había logrado formar varias conversaciones con Marta, aunque siempre al final terminaban peleándose y duraban mínimo tres días sin dirigirse la palabra cuando estaban en la biblioteca, que era lo mas común.

Aunque sus conversaciones fueran poco significativas, o principalmente por los estudios, a Fina le daba la oportunidad de escuchar su voz e incluso conocerla más a fondo.

Se había enterado, por un vago comentario de la castaña, que su plato favorito era el ramen y que su película preferida era The Notebook . Se sentía ridícula ya que, aun después de varias semanas de aquella conversación, ella aún recordara esos detalles y que también le hiciesen sentir bien.

Durante todo este tiempo también había aprendido algunas expresiones faciales de Marta, cuando ellas estaban estudiando y ni se hablaban, mordía el lápiz al concentrarse, arrugaba la nariz al estar disgustada o que comenzaba a morder sus dedos cuando claramente estaba aburrida. "Idiota idiota" se decía a ella misma mientras se sentaba en su mesa de siempre. Parecía una acosadora cuando ni siquiera eran amigas.

La observó un rato, esta vez sin disimular mucho, y después frunció el ceño, enojada con ella. ¿Por qué la hacia sentirse así? Ya lo tenía claro, detestaba a las niñas mimadas como ella, con todo su ser y todo por Marta, que parecía no terminar de salir de su cabeza.

Extrañamente Marta levantó el rostro, y con cierto cuidado observó a la ojinegra, sus ojos se encontraron y Fina permaneció o al menos intentó aparentar estar tranquila, como si estuviera mirando a hacia el paisaje al otro lado de la ventana que había detrás de la castaña. Parecía funcionar, ya que de reojo observaba como Reina no la observaba extrañada, la ojinegra incluso sospechaba que la miraba fijamente.

Fina no lo pudo evitar, pero se le disparó el pulso y ahora sintiéndose más valiente, dirigió sus ojos fijamente a Marta que tensó los hombros al haber sido cachada mirando, Fina intentó alzar una ceja(Aparentando que se extrañaba de la mirada de la castaña, cuando hace poco ella también la había estado observando) dándole a entender que no entendía por qué Marta la miraba con tanta insistencia y la castaña apartó la mirada, volvió el rostro hacia abajo y el cabello le cubrió lacara mientras ella leía su libro.

RivalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora