𝐈𝐈𝐈

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— 𝘾𝙝𝙖𝙥𝙩𝙚𝙧 𝙩𝙝𝙧𝙚𝙚 –

❝𝐒𝐢𝐞𝐦𝐩𝐫𝐞 𝐥𝐥𝐞𝐠𝐚𝐦𝐨𝐬 𝐚𝐥 𝐥𝐮𝐠𝐚𝐫 𝐝𝐨𝐧𝐝𝐞 𝐧𝐨𝐬 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐧❞

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❝𝐒𝐢𝐞𝐦𝐩𝐫𝐞 𝐥𝐥𝐞𝐠𝐚𝐦𝐨𝐬 𝐚𝐥 𝐥𝐮𝐠𝐚𝐫 𝐝𝐨𝐧𝐝𝐞 𝐧𝐨𝐬 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐧❞

𝐉𝐨𝐬é 𝐒𝐚𝐫𝐚𝐦𝐚𝐠𝐨

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LA JOVEN BOSTEZÓ cansada puesto que era demasiado temprano y estaba en la estación de policías al ser despertada por el señor Witwicky para sacar a Sam de la cárcel, ya que anoche, según él, vio a su auto transformarse en un robot gigante después de haberlo perseguido pensando que se lo estaban robando y normalmente nadie le creyó, hasta pensaban que estaba drogado culpando inmediatamente a la joven pelirroja quien ya había tenido antecedente de meterse en problemas, no con drogas pero ante su historial no les sorprendería

—hmm?! Que le diste? Créeme que te haremos hablar -amenazo el oficial mirando a la de cabellos rojos quien hizo una mueca de sueño volviendo a bostezar de forma mal educada

—no sé de qué habla oficial... sabe que puedo denunciarlo por sospechar de mi, una menor de edad teniendo drogas? -preguntó la joven poniendo sus ojos en blanco

—y esto? Hm? Mojo... eso ingieren en estos días? Un poco de Mojo —habló el oficial mirando el tubo de medicamentos de cierto chihuahueño que tenía la familia

La joven echo su cabeza hacia atrás cansada ante la ridiculez del oficial en tratar de acusarla en algo que no hizo y no ha hecho nunca, aunque si le daba vergüenza y lástima tener que ver cómo ambos Witwicky presenciaban la mala fama que tenía con la policía

—hm? Estás viendo mi arma muchachito? Quieres tomarla? Hazlo y te prometo que te rompo la cara —amenazó el oficial llevando a alertar a la joven de ojos claros mirándolo mal aunque terminó soltando una carcajada ante la pregunta estúpida del castaño

—está drogado...?

(...)

—quien es un buen perro —sonrió la joven acariciando al pequeño chihuahueño

Phoebe vivía con los Witwicky como una prueba de su orfanato para ver que tan buena familia eran para adoptar a la pelirroja, aunque por el historia que ella tenía era todo lo contrario, ella debía mostrar cambios si es que quería ser adoptada... aunque a los 16 es algo difícil

Los ladridos del chihuahua se empezaron a escuchar cuando el castaño bajó a tomar desayuno. El pequeño canino parecía ladrar a algo afuera de la casa por la ventana de la cocina

—Mojo para con los ladridos es demasiado temprano —se quejó Sam recogiendo su bowl de leche y cereal

La pelirroja se asomó a un lado del pequeño animal cayéndose su mandíbula de la sorpresa- Sam Sam! Como es posible?! Volvió!

Phoebe | TransformersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora