Capítulo 9: ¡Lobo de fuego!

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Un día después de que mi madre se fuera, todo había cambiado para mí en tan solo unas horas.

Los servidores del castillo del Alfa rey, me observaban con algo que no podía decodificar, en sus ojos, la Omega madre, me hablaba con más respeto e incluso se inclinaba ante mí, eso me parecía extraño, cuando era yo el que tenía que inclinarme ante ella.

Yoongi, él estaba más... ¿receptivo? Le gustaba que acariciara su cabello y cualquier muestra de afecto por mínima que pareciera, pero solo si se trataba de mí, quien se las diera y no iba a mentir, me encantaba esa nueva faceta suya, pero creo que se trataba de su lobo tratando de que no fuera a irme de su vida como mi hermana ya lo había hecho.

Era triste pensar en esa teoría, quería que Min Yoongi, él hombre, me amara y tratara como lo más precioso de su vida, pero, lastimosamente solo era su instinto animal el que me adoraba tanto como yo a él, Copito era una dulzura a la que no había visto en días si no es que semanas.

-Yoongi -le llamé.

-¿Mmm?

-Quiero decirte algo importante.

Yoongi se acercó a mí desde su gran escritorio, cabe destacar que hace tan solo unas horas, me dio el permiso para entrar en su oficina del castillo del Alfa y mientras él trabaja en todo el papeleo que acumuló en tres años de luto que a mi parecer era innecesario, yo estaba sentado en el largo sillón afelpado que estaba frente a su escritorio, claramente, leyendo un libro.

Amaba leer libros, eran un escape para mi cuando estaba en casa con mis padres y ahora que estaba más solo que nunca, eran mi compañía.

Solo el Dios que todo lo provee podría saber el enorme alivio que me proporciona leer estos mágicos libros que me transportan a otras manadas que nunca he visitado con solo imaginar las descripciones en sus líneas.

-¿Que pasa? -dijo, al parecer tenía ya unos minutos a mi lado y se notaba un poco impaciente.

-¿Quieres ir conmigo de viaje? -pregunté y vi a sus mejillas adquirir un pequeño toque de rosa en ellas, a mi parecer, lucía muy encantador.

-Sería muy bueno, pero sabes que acabo de adquirir la responsabilidad de la manada nuevamente -dijo y pude ver en sus ojos que realmente quería ir de viaje conmigo, pero que su trabajo acumulado lo ataba a la ostentosa silla en su escritorio -. Te prometo que iremos cuando esté desocupado.

Una promesa, ¿eh?

No me fío de las promesas que puedan hacer otras personas, ya que están hechas para romperse, pero mis promesas nunca se romperían con nadie.

¡Que raro era vivir en este mundo!

Pero bueno, veía sinceridad en sus ojos hermosos, así que lo único que podía hacer en este momento sería esperar pacientemente, mientras ese día llegaba.

-Esta bien -le dije aceptando su promesa -. ¿Quieres que te ayude? Te ves muy estresado y no quiero que enfermes.

-Claro -aceptó mi oferta.

Y comencé a comprender porque al Alfa rey casi no se le veía fuera de su castillo y porque sólo se le veía cuando hacía especiales bailes en su casa o en alguno que otro evento.

¡Su trabajo era estresante!

Mientras él leía y firmaba algunos documentos, yo los organizaba por lugar y fechas, eso lo hice al principio, luego ambos nos quejamos de dolor de cabeza y salimos al balcón un rato a distraernos con la rica brisa que traía consigo el aroma de los árboles y a petricor.

-Esta vista me recuerda a mi hogar -dijo Yoongi con nostalgia y por primera vez en horas después de que fui tan arrogante y pretencioso, el pensamiento de que tal vez el corazón del Alfa aún no estuviera del todo a salvo, me invadió.

Aliviando el corazón del alfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora