4. La Llamada de la Oscuridad

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La noche descendía sobre la ciudad, trayendo consigo una sensación de inquietud y un eco de peligro en el aire. Aria y Ethan se encontraban en la librería de Aria, rodeados por el reconfortante aroma de los libros viejos y el suave resplandor de las velas encendidas.

A pesar de la calma aparente, Ethan y Aria podían sentir la presión en el aire, una sombra acechante que amenazaba con desestabilizar el delicado equilibrio que habían luchado por mantener. Habían pasado semanas desde la última batalla, pero en el corazón de Ethan y Aria, el peligro nunca parecía estar demasiado lejos.

—Algo no está bien, Ethan. Puedo sentirlo en el aire —dijo Aria, su voz llena de preocupación mientras miraba por la ventana hacia la oscuridad que se cernía sobre la ciudad.

Ethan asintió con gravedad, su instinto de cazador alerta ante cualquier signo de peligro.

—Hay fuerzas en movimiento, fuerzas que están más allá de nuestra comprensión. Debemos estar preparados para lo que pueda venir —advirtió Ethan, su voz cargada de seriedad.

Justo cuando estaban discutiendo su próximo curso de acción, un grito desgarrador rompió el silencio de la noche, haciendo que sus corazones se aceleraran con temor.

Sin dudarlo, Ethan y Aria se apresuraron fuera de la librería, guiados por el eco del grito hacia las calles oscuras de la ciudad. Lo que encontraron fue una escena de caos y destrucción, con sombras retorciéndose y contorsionándose en la oscuridad, consumiendo todo a su paso.

—¡Ethan, tenemos que detener esto! —exclamó Aria, su voz llena de determinación mientras se preparaba para enfrentar la oscuridad que los rodeaba.

Ethan asintió, su espada desenfundada y lista para la batalla.

—Juntos podemos vencer cualquier cosa, Aria. Confía en mí —dijo Ethan, su voz firme pero llena de una promesa de protección.

Y así, en medio del caos y la oscuridad, Ethan y Aria se enfrentaron a las fuerzas del mal, sus corazones unidos en un vínculo que trascendía el tiempo y el espacio. Juntos, lucharon con valentía y determinación, resistiendo la marea de sombras que amenazaba con consumirlos.

Y mientras el amanecer teñía el cielo de tonos dorados y la oscuridad se retiraba ante el resplandor de la luz, Ethan y Aria se tomaron de la mano con una certeza renovada en sus corazones.

Porque sabían que, mientras estuvieran unidos, nada podría vencerlos. En el calor de la batalla y en la luz del día, encontraron en el abrazo del otro una fortaleza que los guiaba a través de las sombras, hacia un futuro lleno de promesas y posibilidades.

Y juntos, enfrentaron el amanecer con la certeza de que, mientras estuvieran unidos, siempre encontrarían la luz en la oscuridad.

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