No pude contenerme y la bese.
Esa escena que estuvo en muchos de mis sueños se volvió real.
Sus labios eran mejor de lo que esperé, suaves, cálidos y con un ligero sabor a chocolate.
Me gusto, a pesar de ser incorrecto...
Yo la amo, y no es un capricho.
Fue uno de esos besos que te describen en los cuentos de hadas, pero la diferencia era que, no era un príncipe y una princesa, no, eran dos chicas besándose, amándose.
Y si, no fue mi intención enamorarme... o tal vez si...
–Te amo... –dijo ella.
–Te amo... -dije yo.
Te amo... repetí en mi cabeza.
Finally... together.