CAPITULO 7

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-Give.

Corrió con fuerza, trato de alcanzar al de pelos negros, si, a altas horas de la noche, después de que esté se fuera de su casa.

Lo vio a lo lejos, este caminaba de manera lenta, como un vagabundo en busca de un hogar, chocando con algunos individuos sin pedir perdón o permiso alguno, sobre pensando.

Está traía un pequeño cuadro pintado en manos, tratando de no soltarlo.

Sus manos le sudaban, el sudor en su frente y cuello eran algo notorios, choco con alguna que otra persona pero no fue de gran importancia, su cabeza estaba centrada en una cosa exacta, en aquellas persona.

Ran por otro lado, estuvo su caminar, por alguna razón su conciencia se movió, volteo hacia atrás dispuesto a regresar a por la fémina, pues no quería dejarla ahí.

Y entonces la vio, frente suyo, estuvo a sus espaldas, todo ese tiempo, con los cabellos alborotados, las ojeras pigmentadas, aquel suéter enorme, y el rostro sucio y lleno de moretones, aquella joven de baja estatura.

A Ran nunca le gustaron las personas bajas.

Pero el tamaño que está traía era perfecto.

—Ran...oye... — estiró sus brazos, mostrando entre sus manos aquel cuadro, Ran abrió los ojos aún más al ver aquellos tulipanes amarillos plasmados con diferentes pigmentaciones amarillentas, lindos.

Quizás mostrar eso, fue su manera de hablar.





—ah! Está caliente! — está alzó un poco la voz, al beber aquel café que el contrario le ofreció.

Llevaban más de media hora sentados en los columpios de un parque al frente de la cafetería, era muy tarde, si, era probable que cuando esta volviera a casa, le cayera una nueva palisa.

Pero...

El no pensaba dejarla volver, ¿O si?

—llevas callado demasiado tiempo... — le susurro está al verlo, Ran llevaba mucho tiempo observando aquel cuadro en completo silencio. — vamos, di... algo.

El mayor suspiro, una oleada de pensamientos se le vinieron encima. ¿Sería bueno contarle? _____ de una manera extraña le generaba confianza, pero eso era lo que más le aterraba, confiar en alguien de la nada después de mucho tiempo.

—cuando éramos pequeños, mamá se fue y nos dejó con papá. — comenzó a hablar, está dejo de beber el café para escucharlo, ¿Iba a contarle un tema tan delicado? — Rindou ni siquiera alcanzó a conocerla, pero ella solo era una mujer interesada. Padre era muy ausente debido al trabajo pero también agresivo, yo entre a la primaria, Rindou no podía quedarse solo en casa...y entonces contrato a una mujer para que lo cuidara.

Un silencio se formó, Ran pareció tragar seco, algo nervioso y dudoso de continuar hablando, un nudo se formó en su garganta, quería llorar, pero no ahí, no frente a ella.

—un día regrese más temprano, no me distraje con mis amigos después de la escuela, entonces... cuando cruce esa puerta... lo supe todo, ella abusaba de Rin. — la fémina se sorprendió al escuchar aquello.

En ese momento aquellas palabras sonaron como ecos en su cabeza.

"La que no sabe ni una mierda eres tu"

—entonces enloquecí, por defender a Rindou, fue como si la ira se apoderará de mi cuerpo y así fue. No me reconocí a mi mismo. — no quiso explicar las cosas de manera detallada, reconocía que era algo perverso. — padre era un político, así que tapo la situación ante las autoridades y no hubo algún cargo. Pero pronto sabía que contrataría a alguien más, me volví desconfiando y entonces una noche yo y Rin simplemente nos largamos.

Lo observó, podía sentir su tristeza, aquel dolor proveniente de el, ¿Cómo pudo haber pasado por aquello a esa edad?

—fue difícil, realmente difícil, pero desde aquella vez jure proteger a mi hermano pasará lo que pasará. Mi padre siempre nos envía una gran cantidad de dinero, pero yo no quiero perdonarlo, quiero creer que fue su culpa que abusaran de Rin, éramos dos niños...debíamos ser protegidos, no protegernos nosotros mismos. — era una especie de rabia, quería llorar, era frustrante y humillante contarle aquello a la fémina, pero sin embargo lo hacía. — si el llega a acercarse a mi o a Rindou en persona, juro que sería capaz de matarlo...

Y entonces lo soltó, aquellas gotas saladas se deslizaron en silencio, no espero consuelo alguno, pero sin embargo lo obtuvo, ____ solto el café en manos, se levanto de aquel columpio, mientras que Ran solo se limito a cubrir su rostro, avergonzado.

Se agachó, quedando a menos de la altura de Ran, quito sus manos con cuidado, y observó aquellos ojos rojos.

Tenía miedo de arriesgarse y que este la empujara, sabía cómo era. Pero aún así actuó, recordando como hace un par de horas este trato de consolarla en su habitación.

Lo abrazo, con cuidado y suavidad, sin esperar ser correspondida.

Pero sin darse cuenta, lo fue.

Si saben a lo que me refiero ¿No?

—esta bien, puedes llorar, llora todo lo que quieras chico... — pero tampoco aguanto, junto a su voz quebrada.

Y lloro junto a él.

El dolor ahora era mutuo.

Por qué amar es estar dispuesto a llorar con el.

Por qué amar es estar dispuesto a llevar la carga de el.

—no vuelvas...no vuelvas ahí. No lo hagas. — este susurro sobre el hombro de la castaña. — no seas estúpida.

—no tengo a dónde ir. — sollozo. — tengo que aguantar un poco más yo...

—no.



—Ran...irán a buscarme a la escuela. — comento está mientras caminaban, iban hacia la casa del mayor.

Si...si es lo que piensan.

—no lo harán.

—como estás tan seguro? — pregunto confundida.

—movere unos cuantos contactos...no lo harán. No volverás a esa escuela, te mandare a una privada, a la misma de Rindou.

—¿Qué? ¿Con que dinero? ¿Y el papeleo? ¿Y la identificación?

—tks cállate, yo sé que hacer. — bramo gruñón, a _____ le volaba la cabeza ¿Hasta donde podía llegar Ran?

—espera...¿Y Izumi? — la tristeza se presentó una vez más. — la voy a extrañar, ella fue la única que me trató bien.

—podran seguir en contacto, pero no ahora.

______ suspiro, le estaba confiando su bienestar a Ran, a pesar del miedo que tenía.

—______....

—¿Si? — preguntó, devolviendo su atención a este.

—si le dices a alguien que me viste llorar o hablas acerca de lo que te conté...te mataré. — amenazó, como si fuera un niño pequeño, aún seguía envuelto en sollozos, con la nariz roja y los ojos de igual manera.

A la castaña le pareció adorable, por lo que soltó una corta risa.

—¿Promesa de meñique? — estiró su brazo, Ran se detuvo, al ver aquel meñique pequeño.

Y lo acepto.

Promesa de meñique. Otro acto de cariño.

—Ran...no vuelvas a llamarme estúpida.

—como quieras boba...

—oye! Eso es lo mismo...

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⏰ Última actualización: Jul 08 ⏰

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𝑇𝑜𝑑𝑜 𝐿𝑜 𝑄𝑢𝑒 𝑄𝑢𝑖𝑒𝑟𝑜 | 𝙍𝙖𝙣 𝙃𝙖𝙞𝙩𝙖𝙣𝙞 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora