Capítulo 20

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MELODY

Dos noches antes de la fiesta de Farrel.
Jacob y yo hemos llegado a la misma rara conclusión. Es excelente que alguien tenga la mente tan chiflada o fuera de orden que tú, cuando se trata de un tema en específico.

Como sucede justo ahora, en donde sin querer, ambos estamos a punto de embarcarnos en una larga aventura.

Pueden suceder tres cosas: Morimos en el intento, lo logramos o vamos a prisión…
Después de ahí, creo que no existe nada más que se una como una variante  a esta aventura. O…al menos eso creo.

La vida es muy impredecible, por eso, cualquier cosa podría pasar.

—Después de ti—dice Jacob, al abrir la puerta de la casa “embrujada”, la misma que había venido meses atrás a visitar con Gael.

El lugar se encuentra cerca de un bosque, rodeado por muchos árboles retorcidos y enredaderas con un aspecto siniestro. Debido al tiempo que ha estado abandonada, gran parte de la fachada está cubierta por musgo, y las ventanas son decoradas con vidrieras rotas, aún conserva algunos aspectos antiguos y elegantes de la época en la que fue construida, sin embargo, al final el tiempo siempre pasa factura. Las cosas no pueden ser lindas por mucho tiempo, en algún momento van a caducar.

Los rumores sobre este lugar y la vieja historia que hay detrás de esta casa, han mantenido en un estado de alerta a los lugareños durante muchos años. Aquel terreno antes de pasar a manos de Scarlett James para la debida construcción de la casa, tiene una historia un tanto retorcida…una que ha cambiado su versión de generación en generación.

Nuestra fiel compañera Luna nos permitía tener buena iluminación cuando atravesamos el viejo jardín de la casa, estando frente a la entrada principal, pude visualizar a lo lejos algunos gnomos de jardín, reunidos en una esquina del jardín, algunos se encontraban más deteriorados que otros.

—¿Tienes miedo?

—No, simplemente es la costumbre, ¿sabes? Se supone que es el protocolo de todo caballero. Además, soy un chico de ciencia. Los fantasmas no existen. No hay porqué temer.

—Es cierto.

Nuestros pasos resuenan en el suelo de madera, la puerta se cierra tras nosotros de un portazo, Jacob y yo la observamos por un momento.

—Está muy vieja—decimos al unísono, tratando de convencer a nuestras mentes de que no ha sucedido nada.

Como chicos que han crecido en un ambiente rodeado de ciencia, es casi como un impulso o un instinto de supervivencia de nuestra parte —por así decirlo— encontrar o buscar una respuesta a todo.

Una cosa es segura, ambos lo acordamos de camino acá, ninguno se separaría del lado del otro. Es cierto que los fantasmas no existen, pero lo que si existen son las personas, esas que son de carne y hueso como nosotros y que la mayoría solo busca de hacer daño. Aventurarnos en esta casa es prácticamente como un acto de suicidio de nuestra parte, por eso, debemos mantenernos alerta a cualquier sonido o algo que pueda resultarnos sospechoso.

Y, por si fuera poco, hay que añadirle que somos tan pendejos en la vida que no esperamos hasta el día siguiente para aclarar nuestras dudas o empezar a investigar cuando ya hubiera luz del sol. No, por el contrario, hemos venido de noche…

Sí, exacto, ya todo esto tiene un ligero ambiente de película de terror. Aquella en la que los protagonistas no pueden esperarse y necesitan ir a su propia muerte de una.

Y si, podría decirse que Jacob y yo hemos dejado en un estado de invernacion a nuestras neuronas…el solo venir hasta acá, es evidencia suficiente para llegar a la conclusión de que ni el, ni yo estamos del todo cuerdos.

Si alguna vez estamos juntos...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora