Prólogo

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"Sabes? Deberías ser un poco más como tu hermana"

"Tus notas son muy bajas en comparación a las de tu hermana. Tienes que subirlas"

"Por qué no puedes comportarte?! Deberías seguir el ejemplo de tu hermana!!"

"Tu hermana!"

"Tu hermana!!"

"Tu hermana!!!"

"..."

"Puedo contarte un secreto? Creo que me gusta tu hermana"

Inui se sentó de golpe en la cama con la respiración agitada y abundantes lágrimas bajaban por sus mejillas; con rabia mordió su labio inferior intentando contener sus sollozos, cubriéndose la cara con las manos, detestándose por echarse a llorar cada que su cabeza se veía saturada por aquellos amargos recuerdos... Con dificultad se levantó de la cama y se dirigió al baño, lugar donde se echó una ducha de agua fría dándole igual que fuera de madrugada en pleno invierno

- Todo bien? – preguntó su cita de Grindr

- Si – respondió sin ánimos saliendo con una única toalla envolviendo su cabello

- No te oyes "bien" – dijo con tono preocupado, cosa que frustró aún más al rubio

- Mira, que hayamos cogido no te da ningún derecho a meterte en mi vida – el tipo rodó los ojos y le dio la espalda, acurrucándose nuevamente en la cama

- Sólo intentaba ser buena persona – Inui rechinó los dientes, se vistió y se fue del motel dándole igual todo, pero tras caminar un par de cuadras se sintió estúpido, estaba en medio del Barrio Rojo, vivía al otro lado de la ciudad y no tenía dinero para un taxi; por poco y se da un puñetazo a sí mismo de no ser porque reconoció cierto cartel de un local de "masajes"...


Draken no podía dormir, miraba fijamente el techo como queriendo encontrar el significado de la vida teniendo de fondo la orquesta de gemidos de las chicas a las que consideraba sus hermanas; estaba agotado, pero no había caso, daba igual cuantas vueltas diera, le era imposible dormir, y justo cuando iba a levantarse para tomar agua, su celular empezó a sonar

- Como sea Mikey, lo voy a matar – refunfuñó tomando el aparato, viéndose intrigado ante el nombre que aparecía en la pantalla – Inui?

- H-hola – tartamudeó un poco por el frío – Oye, disculpa que te llame a-así de la nada, pero crees que p-pueda quedarme contigo esta noche?

- Conmigo? Espera! Dónde estás?!

- A-afuera – el tatuado rápidamente se asomó por la ventana de su habitación y pudo ver a su compañero de pandilla allí afuera, de pie en medio de la avenida – Hey~ – lo saludó con la mano; incluso desde esa distancia, podía notar lo mucho que estaba temblando

- Dame un segundo! – le gritó y volvió a meterse al cuarto, cerrando la ventana con seguro, se puso un par de pantuflas y bajó corriendo por las escaleras de incendio, saliendo por la puerta trasera, yendo por un callejón hasta donde estaba el mayor

- C-cómo se te ocurre bajar así?! – lo regañó al ver que sólo llevaba unos bóxers y una camiseta sin mangas encima

- Quería darme prisa – contestó tomando su muñeca firmemente – Vamos, o vas a congelarte! – y sin más, le jaló hasta el interior del edificio. Subieron los piso, entraron al burdel y una vez en la habitación, el de ojos negros tomó una toalla y la puso sobre la cabeza del más bajo, frotando su cabello con fervor

- O-oye! Duele!

- Shh – le hizo callar – No quiero que Masa sepa que estás aquí, no quiero meterme en problemas...

- Vale, pero deja que me seque yo – le arrebató la toalla de las manos y empezó a secarse con cuidado; Draken desapareció unos minutos de su vista, sorprendiéndose al ver que traía un secador de pelo cuando volvió – Eso no era necesario

- Cállate y siéntate en mi cama – el de ojos verdes suspiró resignado y obedeció, sintiendo como el más alto se sentaba tras él, rodeándolo con sus piernas – Dime si te quema – y encendió el aparato, secando sus delicadas hebras doradas con un cuidado que no esperaba de un sujeto tan intimidante, aunque claro, a él no le ponía ni un poco nervioso

- Gracias...

- No hay de qué – se quedaron en silencio y una vez terminó, el tatuado le entregó a su compañero una camiseta de algodón con mangas hasta los codos, la cual se veía bastante holgada

- Me va a quedar gigante

- Eso es lo de menos. Tu ropa está algo mojada, no quiero que te enfermes

- Dios, eres demasiado bueno, me das rabia – rió haciéndole caso, despojándose de toda su ropa, la que tiró al piso sin cuidado, poniéndose de inmediato la camiseta color negro – Me pongo un cinturón y parecería que traigo puesto un vestido

- Deberías hacerlo, pero ya mañana. Es tarde y debes dormir

- Tú también. Eres un niño en desarrollo y necesitas una siesta

- Soy más grande que tú

- Pero yo soy mayor~

- Sólo por un año

- Igual cuenta~ – Draken suspiró y terminó sonriendo, empujando al más bajo a la cama, para después subirse encima de él – O-oye, bájate, pesas!

- Shh, que no grites

- Entonces quítate – ambos se quedaron viendo a los ojos unos pocos segundos, todo para terminar separándose y acostándose cada quien a un lado de la cama, aunque siendo honestos, no fue un cambio demasiado grande, debido a que la cama era de plaza y media – ...gracias por recibirme, Ken – el tatuado se dio la vuelta y lo vio sorprendido – Q-qué? Qué pasa?

- Es la primera vez que me llamas así

- No puedo?

- No, no es eso, sólo me... sorprendí. Claro que puedes llamarme por mi nombre

- En ese caso, tú también deberías llamarme por el mío

- Seishu? – el rubio asintió – Seishu...

- No lo repitas que se gasta – ambos rieron por lo bajo y sin apenas darse cuenta, ya estaban profundamente dormidos, acurrucados el uno contra el otro... Esa fue una noche muy agradable.

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Me fui a dormir a la 1 y algo, desperté, no pude volver a dormir, me puse a escribir este regalo para una amiga y OH SORPRESA!! Lo terminé, bueno, el prólogo, porque la idea que tengo podría alcanzarme para unos 5 o 6 capítulos 😊 Díganme que opinan! Abracitos~

Cuando el Sol se va (Drakenui)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora