Cap 1

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_Perú sabes muy bien como esta la situación del pais no?

hablo mi presidente, ¿Cómo no saberlo? Si el anterior presidente había dejado al país en ruinas... el maldito aumentó los precios y me vendió. Ahora estoy endeudado y prácticamente dependo de mi peor enemigo...

_Si lo se....

_Te vamos a enviar a la reunión de la ONU. Allí tendrás una misión: hablar con la República de Chile. Debes convencerlos de que nos permitan exportar, abrir el comercio y darnos un plazo para pagar._

_Que_

_Tienes que hacerlo por el bien de los ciudadanos peruanos y para evitar que nos quiten territorio.

_Yo no tengo la mejor relación con Chile. Será mejor que hables tú.

_Ya lo intentamos y nos dijo que no aceptará a menos de que tú se lo propongas. Eres nuestra última esperanza._

Genial ese miserable quiere que me rebaje! Seguro me va a pedir, que me ponga de rodillas y que se lo diga! Agh como lo odio! Solo quiere humillarme.....

_Esta bien lo haré!-pero no me reclamen si no lo logro!_

—¡Perú! Hazlo por tus hijos. Si no quieres perderlo, harás todo lo posible.

Me quedé mirándolo; se sentía como si yo fuera responsable de esto. Solo asentí y salí de la sala.

Me siento mal. No quería ir a esa reunión, y menos para hablar con él. Me hizo sufrir mucho; volver a verlo me hacía daño. Me recordaba tanto a esa guerra, a esas tradiciones, a estar solo y sin apoyo, como siempre...

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La reunión iba a ser en Nueva York. Todos los países se dirigían allí. Las sesiones duraban entre 5 y 7 horas. A nadie le gustaba estar ahí; era lo más aburrido y estresante que tenían que enfrentar los países. 

Pero no tenían opción...

El peruano llegó a la reunión desanimado y sin ánimos, con muchos pensamientos desbordando en su mente. Sin embargo, sus ojos dorados se posaron en una figura en especial: aquel país que, al verlo, hacía que el brillo en sus ojos regresara, que su corazón palpitara y que sus mejillas se tornaran de un color carmesí. Una sonrisa boba se dibujó en su rostro solo con verlo.

H-hola... Arge —dijo el peruano, algo ruborizado y avergonzado—¡Puré! Por fin llegas; pensé que ibas a tener otra multa.

Perú no podía dejar de ver esa sonrisa de aquel país, que lo volvía loco.

—Tomen asiento, por favor. La reunión ya va a comenzar —dijo la ONU, haciendo que todos los países tomaran asiento y así iniciara una reunión de 7 horas sin receso. Para buena suerte del peruano, le tocaba sentarse al lado de Argentina y Paraguay.

Y así pasaron varias horas escuchando a aquella organización hablar. Perú y Argentina se estuvieron mandando papelitos durante toda la reunión, hasta que uno llegó:

—Che, ¿sabes que faltan 4 minutos para salir de aquí? ¡Por fin, ya no aguanto más estar sentado aquí! Quizás luego podamos almorzar, ¿qué dices?

El peruano leyó el papelito y una sonrisa apareció en su rostro. Tomó el papel casi como si fuera un tesoro, tan emocionado por la propuesta del argentino. Iba a escribir una respuesta, pero de repente recordó su "misión". Su cuerpo tembló solo al pensar en lo que debía hacer.

 Su mirada se dirigió rápidamente hacia aquel chileno, quien desvió la vista en cuanto notó que el peruano lo observaba.

—¿Ya me estaba mirando? Estoy seguro de que se está retorciendo de risa. Quizás el desgraciado de mi presidente le dijo que yo iba a hablar con él —pensó el peruano.

Cuando terminó la reunión, el peruano le dijo a Argentina que tenía algo importante que hacer, así que tal vez en otra ocasión almorzarían juntos. El argentino comprendió y se fue con Venezuela y Paraguay. El peruano los vio salir, suspiró y se dirigió hacia el chileno, quien estaba hablando con México, su novio.

Chile... —tocó su hombro.

Él volteó. —¿Qué querí'?

Puedo hablar contigo —dijo el peruano, sin ánimos.

De acuerdo. Adiós, amor —respondió, despidiéndose con un beso al mexicano.

Se dirigieron a un lugar más tranquilo para conversar. El peruano se detuvo y miró al chileno con algo de desagrado.

Mira, Chile, sé que no nos llevamos bien, pero sabes muy bien que mi gobierno tiene una fuerte deuda con el tuyo... Y no tiene lo necesario para pagarte. Necesito pedirte que, por favor, nos dejes exportar. Te prometo que si lo haces, te devolveré todo lo que te deben.

El chileno lo miró y una sonrisa apareció en su rostro, haciendo que el peruano lo mirara disgustado por su actitud.

—Mm... ¿y qué tendré a cambio? Porque, digo, vas a aplazar tu deuda y encima vas a exportar con lo que casi me pertenece —dijo el chileno.

Perú se encontraba molesto, pero trató de tranquilizarse.

—Yo... te puedo pagar más o darte gratis algún producto de exportación —dijo, jugando nerviosamente con sus manos. Sabía en lo que se estaba metiendo.

—Siendo sincero, no me interesa —respondió el chileno, sin borrar la sonrisa de su rostro.

¡Entonces, ¿qué deseas?! —se estaba molestando, porque parecía que hablaba con alguien que no se tomaba en serio esta situación.

¿Qué te parece si hacemos un trato? Yo te dejo exportar, aplazo tu pago y solo te pediría la mitad del pago, pero tienes que hacer algo por mí.

El peruano lo miró, algo confundido.

¿De qué se trata?__

_Quiero que te acuestes conmigo~ __


CONTINUARA--------------->

Tienes una deuda que pagar~ //Chiru//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora