Cap 16

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—¿Cómo estás, Perú? Hace mucho que no hablamos —dijo sonriendo.

—Yo... estoy bien.

—Bueno, como verás, tengo visita, estoy ocupado —dijo el chileno.

—¡Perú! ¿No te importaría si los acompaño esta noche?

El peruano se quedó en silencio un momento, bajó la cabeza tratando de no ver los ojos de aquel country. Luego levantó la mirada y suspiró.

—No, no me importaría, Bolivia.

El chileno lo miró sorprendido y molesto. Era irritante ver cómo todavía el boliviano tenía esa capacidad de manipular a Perú a su antojo.

—Genial, entonces pasemos —dijo sonriendo mientras le mostraba una mirada retadora al chileno.

Ahí se encontraban los tres países sentados en la sala de aquella casa. El ambiente era tenso entre Bolivia y Chile, e incómodo para Perú.

—Y dime, Bolivia, ¿qué querías hablar conmigo? —habló el chileno.

—Bueno, yo quería resolver las diferencias que tenemos y poder, al menos, llevarnos bien. Ahora que estás aquí, Perú, podré también resolver conflictos que tuvimos.

Chile miró al peruano, que solo mostraba incomodidad y parecía tener ganas de llorar.

—Bolivia, no es necesario que hagas estas cosas. Después de todo, te dije que estábamos bien hace tiempo —dijo el peruano sin mirar al boliviano—. Si desean, yo los dejo solos para que se arreglen entre ustedes. Después de todo, para eso vienes.

Se levantó, pero fue detenido por la mano de Bolivia.

—Perú, desde que me dijiste que estábamos bien, no me volviste a dirigir la palabra —dijo el boliviano.

—Yo necesitaba tiempo... —respondió el peruano—. 

_Sé que te dolió verme con Brasil aquel día, pero es cosa del pasado, ¿no?_ dijo el Boliviano_

El peruano se soltó y caminó hacia la cocina. Necesitaba despejar su mente o, de lo contrario, solo no podría evitar llorar frente a ellos.

Chile quería ir detrás de él, pero la voz del boliviano lo detuvo.—Veo que ustedes dos se volvieron a llevar bien —dijo el boliviano.

—¿Sí? ¿Algún problema? —respondió el chileno, cruzado de brazos.

—No, para nada. Después de todo, es lo único que siempre serán: amigos —dijo Bolivia.

El chileno lo miró enojado.

—¿Qué quieres decir con eso?

El boliviano se sentó más cerca de Chile y, en voz baja, dijo:

—Chile, ¿acaso sigues aferrándote a Perú? Qué pena que él solo te vea como un amigo —rió.

—Cállate de una vez, Bolivia —dijo molesto en voz baja.

—Mira, ahora que no estoy con Perú, podría ayudarte —dijo, dándole palmadas en la espalda.

—¿Y crees que eso va a suceder? Cuando te conté, lo primero que hiciste fue meterte con él.

—Ay, vamos, fue algo espontáneo. Teníamos muchas cosas en común —dijo el boliviano—. Dejemos de pelear solo por Perú. Seamos amigos, dejemos todo en el pasado.

—Dejaremos de pelear cuando tengas unas disculpas más sinceras —sonrió el chileno.

—Bueno, yo en serio quería que fuéramos amigos, Chile.

Tienes una deuda que pagar~ //Chiru//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora