Ojos Tristes

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Romance
[Edgar X Bea]

Bea se notaba totalmente alegre, soñando en sus pensamientos una vida alado de aquel chico el cual consideraba su mejor amigo, los dos se habían callado de nuevo ocasionando que el silencio volviera a reinar.

-- (Espero algún día desees mi compañía como yo deseo la tuya)-- Pensó para si misma, ansiosa de llegar a la cafetería para poder tener una charla con Edgar.

Aun recordaba cuando lo conoció y el como empezó aquel interés romántico. Le gustaba pensar en ese día, fue de los mejores a su parecer.

Ambos pararon en un pequeño lugar, la presentación que tenía era algo bonita a ojos de la chica. Tenía una decoración natural, algo extraño y poco común en la ciudad donde vivían.

-- ¿Es bonito, no?-- Dijo Edgar mientras empezaba a entrar en la cafetería

Bea no dijo nada, solo asintió mientras lo seguía a una mesa cerca de la entrada, no demoró mucho para que llegara uno de los meseros del lugar a entregarles un menú.

-- Este lugar tiene una gran variedad de comidas-- Exclamó Bea asombrada.

El chico con pinta de emo soltó una risa por lo bajo al escuchar eso, le daba gracia sus palabras. Para él, verla y pasar su tiempo a su lado era genial, le parecía agradable su presencia.

-- Lo se, suelo venir aquí con Colette cuando es hora del descanso-- Explico, dándole una pequeña sonrisa dulce.

Ella le devolvió la sonrisa con su cara algo roja, sentía su corazón latir más rápido delo normal y sabia perfectamente lo que significa, no podía evitar sentir eso.

Justo antes de alguien volviera a hablar llego el anterior mesero a pedir la orden de ambos, los cuales ordenaron cosas sencillas. No tenían hambre, solo querían estar con el otro.

-- Oye Bea-- La mencionada volteo a verlo, esperando a que dijera algo más. -- Yo... quiero pedirte disculpas--

-- ¿Disculpas?, ¿Por qué?-- Dijo confundida, no encontraba una razón para que el dijera eso.

-- Por lo de anoche, no debí tomar tanto y tener que causarte la molestia de cuidarme cuando no era responsabilidad tuya. Perdón-- Decía avergonzado de sus actos, sabiendo que no algo bueno de su parte ponerle una carga extra a su amiga. -- Oh, y también por llamarte tan tarde sabiendo que llegas cansada del trabajo--.

-- Edgar, tranquilo. No tienes por qué disculparte, yo estaré para ti en todo momento así que eso para mi no fue ninguna molestia, ¿Si?-- Respondió, le disgustaba ver como el se disculpaba de algo que para ella no era un problema.

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