Violeta acababa de llegar a su piso, tras haber completado el último de sus tours guiados. Aunque su trabajo le gustaba, ese día había sido especialmente agotador, al tener que cubrir las rutas de Denna.
Eran casi las diez de la noche y se encontraba a punto de degustar la cena que se había preparado, cuando un mensaje precisamente de su amiga robó toda su atención.
"Tía, mira qué reseña te han dejado en mi tour"
La reseña publicada en la página de Google de Civitatis, donde ambas trabajaban, decía lo siguiente.
Chiara Oliver:
⭐️1/5 "Insuficiente"
El tour del Palacio Real no cumple con lo prometido. Si bien se hace el recorrido establecido, la guía (Violeta) no supo responder a algunas de las preguntas, ni ampliar información cuando se requería. Al pagar por este tour, esperaba poder conocer todos los detalles de la monarquía española y por culpa de la guía esto no ha sido posible. No repetiré, ni lo recomiendo.
Violeta leyó la reseña tres veces, con una sensación de enfado, rabia y preocupación crecientes.
Llamó a Denna para desahogarse.
- Hola, Vio - saludó Denna al otro lado de la línea. Su voz sonaba muy nasal, fruto de la gripe que le había hecho faltar al trabajo ese día-. Tía, siento mucho que hayas tenido que hacer mi tour.
- No es tu culpa, estás mala. Tú lo habrías hecho por mí también - trató Violeta de sonar tranquila, no quería que su amiga se sintiera mal.
- Estoy segura que no lo has hecho tan mal como dice esa chica. ¿La ubicas? ¿Ha habido movida? ¿O es de esas cobardes que se calla mientras dura el tour y luego rajan desde el sofá de su casa?
- La ubico perfectamente - aseguró Violeta, chascando la lengua.
Violeta llevaba casi un año trabajando en Civitatis Madrid y su tour habitual era el del Barrio de las Letras, acorde a la carrera de Filología que había estudiado.
Ese día, como su amiga estaba mala, se había ofrecido a hacer su tour del Palacio Real para que los jefes no le hicieran ir a trabajar encontrándose enferma.
Violeta estaba segura de que nadie notaría la diferencia. La mayoría de gente que se apunta a estos recorridos turísticos busca tener una idea del tema, irse con un dato curioso que contar, sentir que conectan con la ciudad.
Pero, de todo el variopinto grupo que le había tocado ese día, sobresalía una morena con gafas y acento extranjero que se había pegado a ella como una lapa desde el inicio.
Y no porque quisiera escuchar desde más cerca las explicaciones, si no porque aprovechaba cada oportunidad para hacer un apunte sobre algo que Violeta decía, o pedir una respuesta más elaborada.
La guía, para poder cumplir con los tiempos establecidos por la empresa, y por no disponer muchas veces de los detalles que solicitaba, se encargó de ir frenando las curiosidades de la chica excusándose en la falta de tiempo.
Chiara, que ahora sabía que se llamaba así por la reseña, siguió preguntando durante los paseos de un punto a otro del palacio y los alrededores.
- ¿Y eso por qué? ¿Cómo sabes que fue en ese año? ¿Estás segura que se llevaban mal, porque hay un libro que yo me he leído que cuenta que el Rey Carlos...?
- Bueno, ya hemos llegado al siguiente punto. Perdona, pero tengo que hacer la explicación - había interrumpido Violeta una y otra vez la metralleta de preguntas de la chica, para dirigirse a todo el grupo a través del micrófono.
