Rosas muertas | (Caesar x Zhenya) [PAUSADA]

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Toliatti — 11:04 a.m.

Al siguiente día, el clima se encontraba completamente nublado, el frío era evidente en el ambiente pero no resultaba ser algún problema para ambos rusos.

El rubio fue el primero en levantarse, su cabello un poco revuelto, pero no le dio importancia, justo volteó viendo al otro ruso aún durmiendo tranquilamente con la sábana.

Si, al final Zhenya ganó la batalla de tener la sábana.

Ante ese pensamiento, Caesar solo soltó una risa y después se levantó de la cama, dando un par de estirones. Se miró al espejo observando su brazo que ya estaba cicatrizando.

...

Se escucharon varios ruidos suaves en la habitación, logrando despertar a Zhenya, este también tenía el cabello revuelto pero ahí mismo se lo arregló.

Parpadeó para mejorar su enfoque visual y justo se encontró con la bendición de ver a Caesar recién saliendo del baño con el cuerpo desnudo, tenia una toalla en la cintura.

—¿Tanto te agrado como para que me estés premiando desde más temprano?

—¿Esto te parece un premio?

—Una buena vista, si.

—...Deja de mirar abajo, tengo los ojos arriba.

—Es mi alteración ocular.

Caesar sonrió levemente y caminó al armario para buscar algo de ropa. Zhenya se sentó en la cama mientras presionaba la cabeza en el marco de la cama, observando.

—¿No te vas a bañar?

—Ya me bañé ayer.

—Pero... Lo digo sobretodo por lo que tuvimos ayer y debes estar lleno de-

La expresión de Zhenya pasó de una sonrisa a una de sorpresa, estiró su brazo queriendo decir que Caesar deje de hablar.

—Si sabemos que sucedió ayer.

—Oh... ¿No te gusta admitirlo?

—Cállate, voy a darme una ducha rápida.

Zhenya se levantó, pero al levantarse sintió de repente una fuerte punzada en las caderas, unida a su dolor muscular de su herida de la costilla, realmente ayer fue intenso...

El rubio le dió una sonrisa juguetona al albino y este le sacó el dedo del medio.

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—Bueno, es suficiente dinero... Espero que no hayan roto algo en la habitación.

—Le prometemos que no rompimos absolutamente nada.

—...Está bien, ¿No necesitan nada más?

Caesar y Zhenya se miraron entre si, ambos con unos sacos negros y bufanda, en el caso de Zhenya tenía una ushanka.