Más Allá del Ayer: Encontrando la Luz en Medio de los Recuerdos

1 0 0
                                    

Han transcurrido tres años desde que Noah concluyó su carrera, y desde entonces no he vuelto a saber nada de él. Ahora tenemos 26 años. Lo único que he podido averiguar sobre Noah es que está en Europa trabajando como científico y goza de una gran popularidad. Sus proyectos, tanto individuales como grupales, han tenido un éxito rotundo, y en todas las fotos aparece junto a Karina, a quien él mismo ha denominado como su gran amiga. Sin embargo, durante una entrevista, cuando le preguntaron si tenía pareja o si alguna vez se había enamorado, prefirió omitir la pregunta por motivos personales. ¿Me odiará Noah? ¿O acaso estará herido por todo lo que pasó entre nosotros? No lo sé, pero a mí también me duele pensar en él.

Después de ver la entrevista, no pude evitar sentirme afectada. Llamé a Verónica para desahogarme y concertamos una cita para pasar tiempo juntas y distraerme de mis pensamientos. Verónica, siempre comprensiva y solidaria, se ofreció a estar a mi lado como una hermana protectora. Agradecida por su apoyo, le confesé que el éxito de mi libro era el único final bonito que podía tener con Noah.

Verónica, tratando de levantarme el ánimo, me instó a dejar de pensar en el pasado y mirar hacia adelante. Acordamos encontrarnos en nuestra heladería favorita a las 17:30 para disfrutar de un rato juntas.

Mientras esperaba a Verónica, me sumergí en una montaña de recuerdos compartidos con Noah, lo que me llevó a derramar algunas lágrimas. De repente, sonó el timbre y, al asomarme por la mirilla, vi que era Verónica.

- ¿No habíamos quedado a las 17:30? Todavía falta media hora - le dije, sorprendida.

- Sabía que tenía que venir antes para sacarte de esa espiral de tristeza. No podemos permitir que esos recuerdos te consuman. Deja de llorar y vamos a dar un paseo - me respondió Verónica con su tono enérgico pero cariñoso.

Así que Verónica me sacó de casa y nos aventuramos a dar un paseo por la calle, disfrutando del aire fresco y decidiendo tomar un helado para animarnos aún más. Durante nuestra caminata, Verónica mencionó la idea de organizar una cita a ciegas para mí. Aunque al principio me resistí, Verónica me convenció con su determinación, asegurándome que era hora de pasar página y abrirme a nuevas experiencias.

- No quiero que te quedes estancada en el pasado, Charlotte. Esta cita a ciegas podría ser una oportunidad para conocer a alguien especial y dejar atrás lo que ya no puede ser - dijo Verónica con firmeza, pero con un brillo de comprensión en sus ojos.

A regañadientes, acepté la propuesta de Verónica, sabiendo que ella solo quería lo mejor para mí. Aunque me sentía nerviosa por lo que podría deparar esta cita, confiaba en el instinto de mi amiga y en su deseo de verme feliz.

Desafiando Al Destino: Charlotte y NoahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora