meow

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Hoy un gatito callejero entró por mi ventana

Es pequeño, camina sin prisa, lo veo enrollarse en tu camisa

aquella camisa que bote a lo lejos, aquella que hoy está llena de pelos

y con ella te llenaba de besos, con ella me leías un cuento

Pero cae la lluvia, el gatito maúlla

quiero ayudarlo, ¿podrá mi amor salvarlo?

No pudo contigo, tal vez hoy no pueda darle abrigo

Y como lo suponía el gatito se aleja,

me teme, mi voz se hace añeja

lo llamo y se asusta, sabe que soy astuta

Tan astuta que duele, tan astuta que fallo

tan astuta que tu corazón aún no he tallado

No, no soy astuta, soy solo un poco sensata

lo suficiente para que en el laboratorio te llevará una bata

para que al preguntar por mi llanto pueda culpar de manera ingrata

creando una linda advertencia, notando la indiferencia

No puedes saber que quiero morir

que el gatito llegó cuando vio el líquido de mis venas al escurrir

no puedes saber que se aleja porque entre sollozos no me logra distinguir

o porque los moretones en mi cuerpo rompieron aquel elixir

Mi gatito ya no me reconoce, ya no es mío es distinto

sí, mi gatito

tiene miedo, ve el filo en mis manos, no puede pasarme un trapito

¿qué hago? Pobre gatito, no puede retroceder ni siquiera un pasito

Ahora es callejero, busca dinero, busca mis juegos, mis caricias, mis besos

Me busca a mí, pero al igual que yo, no me encuentro

me busca en las estrellas, de las que alguna vez le conté un cuento

me busca aún vestido de luto porque al igual que yo, es testarudo

Me busca en los ríos, donde añoraba ahogarme,

en tus letras, donde siempre encontré un escape

Con miedo me acerco, lo quiero ayudar

con miedo caigo en llanto, en esto también voy a fallar

El gatito no me quiere cerca

no quiere aguantar mi martirio, pero soy tan terca

Tan terca, así como cuando deseaste conocerme

tan terca, así como cuando el miedo me invadía y te llamaba demente

tan terca, como lo soy está noche bajo la luna creciente

Está noche en la que mi gatito escucha mis llantos

el mismo que ve como pierdo la fuerza en mis brazos

que sigue pidiendo ayuda, ignorando que ya no veo esperanza alguna

y que seguirá ronroneando en tu ropa hasta que por fin yo sea llevada a la tumba.

miserableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora