❝ El sacrificio nunca es fácil,
de lo contrario no sería
un verdadero sacrificio. ❞
▁▁▁▁▁▁spoilers▁▁▁▁▁▁
Rhaenyra Targaryen murió entre fuego y sangre a manos de su mayor enemigo durante la Danza de los Drago...
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AÑO 122 DESPUÉS DE LA CONQUISTA DESEMBARCO DEL REY
Rhaenyra está evitando a Aegon.
Si alguien se atreve a llamarla cobarde se lo dará de comer a Syrax.
Independientemente de las expectativas que tuviera sobre la segunda vida que transita, ninguna incluía ser objeto de enamoramiento de su hermano. El mismo que en otra vida le robó la corona para después matarla cruelmente a los ojos del último de sus hijos vivos. Tiene derecho a sentirse ofuscada. Parece mentira todo lo que tuvo que hacer para mantener a Aegon alejado al menos por un día, pero necesita poner en orden sus pensamientos, aclarar la situación y decidir el rumbo de su proseguir con tan inesperada revelación.
Mientras tanto, se vio en la urgencia de exigir a los carpinteros que armaran en tiempo record una tribuna destinada únicamente para los príncipes varones al pie de las lizas, esto alegando que deseaba que sus hermanos e hijos tuvieran una experiencia cercana a las justas y por lo tanto de mayor disfrute. Después, sin considerarlo suficiente, alegó por la compañía de damas para rodearse en un espacio armónico en el que destacaba y había cabida únicamente para la presencia femenina. Las más jóvenes, Baela, Rhaena, Helaena, Aliandra y las hermanas Baratheon, se mantenían en la primera línea de asientos del palco real, alegrando con risas infantiles el estado de animo de Rhaenyra, Laena, Lady Baratheon, Jeyne Arryn y las acompañantes de está: su allegada amiga Jessamyn Redfort, y las hermanas Celia y Lysa Strong,
Disfrutarán el final de las justas para después dirigirse a otro de los tantos banquetes prometidos para las conmemoraciones del gran torneo que se celebra.
—Todos se ríen de nuestro hermano —se quejó la más pequeña de las Strong, apenas escondiendo el disgusto que parecía sentir por la derrota de Harwin. Jeyne le acarició el cabello en un gesto que buscaba ser reconfortante.
—Le dicen Huesosmachacados —bufó Lady Celia—. Espero que Ser Criston sea vencido.
—Ojalá sea el príncipe Daemon quien lo logre, ¿vieron su armadura de dragón? —dijo Cassandra Baratheon a las demás niñas.
