𝐇𝐞𝐫𝐦𝐚𝐧𝐨 𝐦𝐚𝐲𝐨𝐫 → [𝐖𝐨𝐨𝐒𝐚𝐧]

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Wooyoung podría acostumbrarse fácilmente a ser el princess passenger, iba feliz cantando las canciones que sonaban en la radio.

San por su parte, manejaba feliz escuchando al menor cantar y reír, amaba tenerlo como copiloto, aunque de ayudante con las calles era muy malo.

— Espero que no sea nada tan malo... estamos tan felices los dos... — Dijo San mientras doblaba a última hora hacia la derecha.

— Ups... el mapa me dijo tarde!!! — Mintió Wooyoung.

Después de diez minutos llegaron a la casa de Jongho, donde ya estaban los demás chicos, incluidos Yunho.

— Vaya vaya, ¿Junta de grupo?. — Dijo con una tierna sonrisa el pelirrojo.

— No es momento de bromitas amigo... — Le contestó Yeosang.

San y Wooyoung se miraron sorprendidos y preocupados, así que solo se sentaron en el sillón desocupado.

— Entonces... — Empezó a hablar Yunho.

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— ¿¡Y CÓMO MIERDA TIENE CELULAR SI ESTÁ EN LA CÁRCEL?! — Gritó molesto Yunho viendo el twitt.

Los chicos estaban alterados, sobre todo Yunho, que justo había dejado a su amigo solo para ir donde los chicos.

— Llamaré a Soobin hyung ahora, con permiso. — Wooyoung tomó su celular saliendo del salón.

Los demás se quedaron pensando en todo, no sabían que hacer para ayudar a Hongjoong, cada minuto que pasaba era un peligro para Mingi, pero nada podían hacer, los dos amigos millonarios se quedaron mirando por varios minutos, no sabían si era lo correcto o no.

Así que se levantaron de sus asientos y fueron al jardín a conversar a solas y más tranquilos, debían ver bien que hacer, querían ayudar pero no sabían si era demasiado o no, ellos no conocían bien a ninguno, solo eran amigos de los que de seguro serían sus futuras parejas.

— ¿Pero cuánto son dos pasajes y para vivir tres meses? Ni si quiera puedo calcular eso... — Decía Seonghwa mirando su celular.

— ¿Sabes? Ni si quiera deberíamos hacerlo solo porque son amigos de los chicos, si no porque de verdad hay un pobre secuestrado, sufriendo y de seguro siendo torturado en algún lado, es algo lógico que si tenemos el dinero lo ayudemos...

San se frotaba las cienes con los dedos de sus manos, no podía creer lo que pasaba, ayer tuvo la mejor noche de toda su vida y ahora estaban por dar millones a un desconocido.