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El sonido de su caro auto se hizo presente en el lugar. Miradas estaban posadas en su auto y en ella, cosa que sabía y amaba.
Amaba saber que todos querían ser como ella, querían verse como ella, tener la fama de ella, tener calificaciones como las de ella. Todos querían ser o estar con una chica como Chanel Blanchet.
La puerta del auto fue abierta por la rubia y bajo de el, empezando a caminar a la entrada de la escuela, donde tendría que convivir con una gran cantidad de personas de las cuales no quería saber, si es que podía llegar a llamarse convivir.
Chanel sintió un brazo en su hombro, dirigiendo su mirada rápidamente a quien le pertenecía aquel hombro, consiguiendo a un chico que nunca antes había visto.
— Hola nena. — dijo el castaño con una sonrisa ladina y egocéntrica.
La rubia frunció el ceño sin poder entender cuál era el propósito de aquel castaño al cual nunca antes había visto. Por inercia lo empujó fuertemente, mientras su mueca cambiaba a una de asco.
— Nada que ver. — suelta y sigue con su camino hacia la entrada.
Llegando a su taquilla, donde empezó a dejar los objetos que sabría que no utilizaría en ese momento. Volvió a tomar su cartera –ahora más vacía–, y a punto de cerrar la taquilla alguien más se le adelantó.
— Pero miren quien es, Chanel Blanchet con una cara de pocos amigos, de nuevo. — vaciló Joey con una sonrisa juguetona.
La rubia rodó los ojos levemente y comenzó a caminar por el largo pasillo mientras que Joey la seguía rápidamente para no perderla. Conversaciones así eran usuales entre ellos; Chanel estaba de mal humor y Joey solo intentaba molestarla aún más como si fuera el mejor de los juegos.
— ¿Puedes dejarme en paz? — se volteó más estresada que antes haciendo que el castaño se detuviera rápidamente antes de chocar contra ella.
— Tranquila, rubia. — intentó calmarla, subiendo las manos en son de paz. — Solo quería hablar con mi amiga, saber cómo está...
— Pues búscate a otra amiga. — siguió caminando hasta llegar a la puerta de su primera clase del día.
— ¡Nunca conseguiría una amiga como tú! — gritó Joey burlescamente desde su lugar.
Chanel volvió a rodar los ojos pero esta vez con una sonrisa egocéntrica en su cara.
— ¡Lo sé! — gritó de vuelta entrando a su clase, perdiéndose de la vista de su amigo.
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— Honestamente no termino de comprender cómo no te parece lo suficientemente lindo para aceptarle una cita. No está tan mal. — hizo enfoque en el tan, alargándolo un poco más de la cuenta al parecer de Chanel.
