CAPÍTULO 1

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CAPÍTULO 1

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CAPÍTULO 1

Giro sobre el colchón, quedando de estómago y con el rostro apoyado sobre una mejilla. El hombre detrás de mí se cuela entre mis piernas y comienza a moverse otra vez a ese ritmo exageradamente rápido. Lo peor es que debo fingir que me gusta, sin poner en ningún momento aquella expresión de hastío que se ha querido apoderar de mi cara desde que lo vi entrar a la habitación.

Aquel hombre no era diferente a lo frecuente. Mediana edad, soltero, o probablemente casado con alguna mujer decente que no quiere cumplir sus perversiones, y miembro pequeño, aunque aquello no es lo más importante realmente, pues siempre he creído que no es necesario tener una polla de treinta centímetros para complacer a una mujer. Es patético, ese es el punto, una persona que se ha dedicado gran cantidad de horas de su vida a estar sentado frente a una pantalla viendo cómo dos personas tienen sexo, memorizando cada movimiento masculino para repetirlo con una mujer cuando encuentren la oportunidad. Tal como si fuera un robot, aprendiendo y aplicando.

Realmente la pornografía le mete ideas muy extrañas en la cabeza a la gente. Por ejemplo, el hecho de frotar con fuerza el clítoris creyendo que así acelerarán el orgasmo de una mujer. ¿Lo peor de todo? Debo aguantarme para no darle una patada en la cara a quien me lo haga y tomar su mano de manera sutil para llevarla a otra parte de mi cuerpo. Aquello no me causa más que dolor e incomodidad, pero no me encuentro aquí precisamente para disfrutar.

Los hombres son patéticos en el ámbito sexual, me ha quedado claro desde que comencé en este rubro, pero también son los que me dan trabajo a diario, así que no puedo odiarlos del todo. Simplemente son unas pobres almas perdidas que no saben lo que están haciendo, ¿quién puede culparlos por eso? Por supuesto que nadie. Y también está el factor de que es muy probable que únicamente ese tipo de hombres son los que visitan lugares como en el que trabajo.

Si encontrara un hombre que me follara bien, jamás lo dejaría salir de entremedio de mis piernas, por más difícil que fuera.

Escucho un pitido que anuncia el final de la hora e inmediatamente me siento aliviada.

—Lo siento mucho, cariño —digo, intentando que sus manos sudorosas me suelten—, se te ha acabado el tiempo.

Pero sus dedos se aferran a mis caderas, impidiendo que mi cuerpo se aleje del suyo y así no perder el contacto entre nuestros sexos.

—Sólo un minuto más —jadea.

Niego con la cabeza y hago fuerza para alejarme, pero es imposible.

—Pagaste por una hora, si te demoras un minuto más se te cobrará una hora extra.

Sin embargo, no me suelta y termina por jalarme el cabello, como si de esa manera pudiese tener un poco más de control sobre mí. No tiene idea de que me han jalado tantas veces el cabello que casi ya he perdido la sensibilidad en el cuero cabelludo y no me importa oponer un poco de resistencia con la cabeza para seguir intentando zafarme de él. Pero como es de esperar, tiene mucha más fuerza que yo, por lo que termina lanzándome nuevamente al colchón.

REVENGE: THE LUST  ━ J.JK〚+21〛Donde viven las historias. Descúbrelo ahora