ᴅɪᴇᴢ

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Edd ya había llegado al punto de encuentro, al ir en su bicicleta logró llegar cuatro minutos antes de la hora acordada, así que al no ver la presencia del nórdico por ninguna parte se sentó en uno de los columpios a esperar pacientemente. Mientras aguardaba, se puso a observar el lugar que estaba completamente desolado, cosa que quizás se debía  a la hora. A pezar de que el verano ya estaba tocando las puertas, la noche había bajado la temperatura lo suficiente como para que el británico pudiese ver su aliento.

-Quizas debí traer otro abrigo -susurró para sí mismo observando distraídamente su calzado-

-Yo debí hacer lo mismo, hace mucho frío- habló repentinamente el recién llegado asustando al despistado castaño- Edd no grites, hay gente durmiendo a esta hora -reclamó sentándose en el columpio de al lado-

El de verde calló abruptamente al notar la presencia del noruego, hacía ya mucho tiempo que este no le dirigía la palabra o mencionaba su nombre, se sintió extrañamente bien. Al seguir observándolo pudo notar que este traía la sudadera que le habían regalado junto a una gargantilla negra que le compró.
Pero de un momento a otro Edd no supo cuando había dejado de observar su vestimenta, pasando a admirar el rostro del nórdico; sus mejillas y nariz estaban ligeramente sonrojadas producto del frió nocturno, la farola del parque iluminaba gentilmente su rostro dándole una apariencia etérea y delicada mientras que sus largas pestañas dejaban relucir aquel feroz brillo en sus ojos .

-¿Acaso tengo algo en la cara? -preguntó el cornudo tocándose el rostro en busca de alguna anomalía-

-No, no. Es solo que noté que traes puesto las cosas que te dimos -Aclaró rápidamente desviando su rostro ruborizado a otro lado, tratando de calmar su ahora acelerado corazón-

-Oh, pués sí, realmente parecen conocerme bien - embozo una pequeña sonrisa, la cual se fue tan rápido como vino- Antes de decirte cualquier cosa, te tengo una pregunta -El de ojos cafés volteó a verlo expectante- No se si recuerdes pero, antes de que todo esto pasara, los escuché a ustedes hablar mal de mí diciendo que era una escoria y que hablaba demasiado. Dijeron que siempre y cuando les fuese útil podrían seguir conmigo -Explicó con una voz gélida y apagada girando a ver al contrario- ¿Por qué dijeron eso si realmente me consideraban un amigo?-

El de ojos cafés quedó en el aire, no recordaba en lo absoluto haber dicho tales cosas sobre el cornudo. Buscando entre sus memorias pudo recordar lo que habían estado hablando aquél día antes de que Tord llegara. Cuando conecto los cables, Edd estalló en carcajadas.

-¡Jaja! Dios Tord, ese día no hablábamos de tí, era de Tobías -Ahora el cornudo estaba confundido, el británico calmó sus risas para continuar explicando- Solo lo viste una vez, fue el baboso que te coqueteo en el centro comercial cuando te confundió con una chica-

Tord al recordar ese momento su rostro enrojeció de la vergüenza, había malinterpretado la situación e hizo un drama por nada. Escondió su rostro abochornado entre sus manos para que de alguna manera la tierra se lo tragara y lo sacara de ahí.

-Es un estúpido, por mas que le dejamos claro que no nos cae bien se nos sigue acercando y hablando como si nada -aclaró con bastante desagrado- pero su papá trabaja en una tienda que queda cerca de mi casa, asi que siempre nos hace rebajas. De eso hablábamos aquel día -Al terminar su explicación noto lo callado que estaba el nórdico, viendo como este aún seguía oculto entre sus manos- ¿Tord, Estás bien? -

-Lo siento, lo siento. S-soy un maldito imbécil -Estaba muy avergonzado como para mirar a su acompañante- saqué conclusiones rapidas y armé un espectáculo yo solo-

El británico sonrió con dulzura, proporcionándole consuelo al cornudo acariciando delicadamente  su espalda. Luego de un breve silencio Tord resopló saliendo de su intento de escondite.

☹︎¡ʜᴇʏ ᴛᴏʀᴅ!-ᴇᴅᴅᴛᴏʀᴅ☺︎︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora