Pov: Simon
Otro día de mierda... Lamentando haber despertado con vida otra vez.
El rechazó de Sophie me destrozó aquel día, más roto de lo que ya estaba.
Siempre lo mismo todos los días, me levanto, me cambio, como lo que puedo, y voy a la maldita universidad y, ¿a cambio?... Sólo sufrimiento.
En fin... Estaré de pie hasta que mi cuerpo no resista más.
Me levanté a las 6 am. Otro día más con insomnio, apenas pude dormir unas cuantas horas.
Era otro día con mucho frío, me fui hacia en dirección al baño, me lave la cara y me mire al espejo. ¿Desde cuándo me veía tan acabado? Tenía unas ojeras muy notorias y estaba muy pálido. No me sorprendería que tuviera anemia o algo así.
Me vesti, me puse mi poleron favorito, agarre mis cosas y las guardé en mi mochila, junto con mis audífonos. No puedo salir sin ellos.
Baje a la cocina, en la cual se encontraba mi madre preparándome el desayuno.
Me hizo una pequeña seña para que me sentará en la mesa.
-"¿Que tal dormiste?"- dijo mi madre algo curiosa. -"Bien"- le respondí secamente.
-"Ese 'bien' sonó a todo lo contrario"-
Y ahí estaba ella otra vez con su interrogatorio...
No le respondí nada al respecto, solo me metí un trozo de tostada a la boca, para que pareciera que no le contesto porque estoy con la boca llena.
-"Se te va a hacer tarde"- dijo mirando al reloj. -"¡Mierda! Es cierto"- dije en voz alta, siendo escuchado por mi madre. -"¡Esa boca Simon!- recibiendo una queja por su parte.
Tome mi jugo de frutas y me lleve una tostada en la boca, para después salir de la casa. -"Ve con cuidado."- hablo antes de cerrar la puerta.
Me fui caminando hasta la estación de tren, espere un rato hasta que llegó.
Me senté en un lugar cerca a la ventana, poniéndome mis audífonos y empezando a escuchar música.
Llegué a mi parada y baje del tren, miro la hora y era tarde, así que corrí hacia mi universidad que solo estaba a algunas cuadras.
Entre lo más rápido que pude y subí hacia la dirección de mi clase. Me tocaba física.
Que curso de mierda, no soy bueno en las matemáticas, o mejor dicho en todo. Aparte que sólo habían asientos de 2 y nadie quería sentarse conmigo. No era novedad.
El profesor era un viejo pelado y amargado que si no te veía haciendo algo te botaba de la clase.
"Me lleva el carajo"- Maldije en mi mente.
Cuando entre al salón, curiosamente había una chica al lado de mi asiento. Me sorprendió porque ella se sentaba en otra parte. Esto me fastidio un poco ya que estaba acostumbrado a estar solo.
Me acerque a mi asiento, y me senté al lado de ella, mirándola de reojo sin que me viese.
Esa chica radiaba un aroma y un aura que hacia que me sintiera en paz.
Ella se me hacía familiar. No se en que otra parte la he visto. Supongo que será por eso.
Estaba... ¿Durmiendo? No, no creo.