Capítulo 5

67 7 22
                                    

CAPÍTULO 5

Aviso: Este capítulo contiene contenido sensible.

No lo quería creer. Mis ojos se quedaron muy abiertos, como si temieran perderse algún detalle crucial. Un horrible dolor se apoderó de mi pecho, como si mil agujas ardientes estuvieran perforando mi corazón, quemando mi garganta y reventando en lágrimas mis ojos. Paralizada, sentí que cada respiración se volvía un desafío, como si el aire se hubiera vuelto denso y frío.

Mi mente se llenaba con un eco ensordecedor de todas las conversaciones susurradas a mis espaldas. Cada mirada, cada palabra, cada risa, todo ello se reproducía en mi cabeza como una cruel sinfonía de traición. Y lo peor de todo, resultó ser verdad.

El mundo parecía desmoronarse a mí alrededor. Mi cuerpo cobró vida de repente cuando presencié cómo se separaban. Vi los labios de Derek moverse, pronunciando palabras que no quería escuchar, mientras Raquel retiraba su mano de su cuello y sus ojos se encontraban con los míos, llenos de satisfacción. Sentí un impulso irrefrenable de escapar, de huir de esa escena que amenazaba con destrozar lo poco que quedaba de mi corazón.

Caminé a pasos largos y rápidos, sintiendo cada latido de mi corazón retumbar en mis oídos, mientras limpiaba mis ojos empapados en lágrimas.

—¡Mila, espera! —Escuché la voz de Derek, desesperada, rogándome que no me fuera.

Sentí su mano en mi hombro, deteniéndome. Al girarme para enfrentarlo, sus ojos suplicantes se encontraron con los míos, llenos de dolor y remordimiento.

—¿Qué me vas a decir? ¿Eh? —mi voz sonó ronca, cargada de una mezcla de ira y desesperación.

—Fue un error —susurró Derek, con la voz quebrada por el peso de sus propias mentiras.

Reí amargamente, sintiendo el nudo en mi garganta apretarse aún más.

—Dios, fui tan tonta —musité, más para mí misma que para él.

—No digas eso —dijo Derek, con voz suave, acercándose un poco más.

Lentamente, limpié mis lágrimas, sintiendo el peso de la traición y la decepción asentarse en lo más profundo de mi ser.

—Todo este tiempo me has estado engañando.

—No, déjame explicarte...

—No necesito ninguna explicación, con lo que mire todo quedo claro.

Caminé, dejándolo allí. Creí que había terminado, pero volvió. Esta vez, al sentirlo, quité su mano como si su tacto quemara mi piel

—¡No me toques!

—No me hagas esto. Ella no es nadie, Mila siempre has sido tú.

—¡No mientas Derek!

—No lo hago. Tú más que nadie sabe lo mucho que te amo. Por favor piensa en nosotros. Nuca te lastimaría. Tú eres mi mundo, Mila.

Agarré mi frente intentando evitar más lágrimas.

—¿Eso pensaste al besar a Raquel?

—Fue un error ella...

No quise escuchar sus excusas. Señale su pecho.

—No me sigas Derek ¡No quiero verte!

—Por favor escúchame. —Lo ignore y corrí.

Me tomo tiempo llegar a casa porque evite el camino más cercano. Entre y cerré con seguro la puerta de mi cuarto, me deje caer al piso y me derrumbe en miles de pedazos.

CicatricesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora