C1: La Calma antes de la Tormenta

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Vallesol, anidado entre colinas cubiertas de prados verdes, era un remanso de paz que guardaba sus secretos entre callejones empedrados y casas con tejados de tejas rojas. El sol se filtraba entre las ramas de los viejos árboles que rodeaban el pueblo, pintando de tonalidades cálidas la arquitectura rústica que le confería un aire nostálgico.

En el corazón de Vallesol, se encontraba la tienda de antigüedades de la familia de Luca. El establecimiento, con sus cristaleras empañadas y estantes de madera desgastada, era un santuario de reliquias de tiempos pasados. Luca, de cabellos oscuros y ojos que reflejaban la serenidad del lugar, se sumergía en la contemplación de objetos que parecían susurrar historias olvidadas.

Era una mañana tranquila cuando Luca comenzó su día, abriendo las persianas de la tienda y dejando que la luz del sol filtrara sus rayos sobre las antigüedades. Mientras ordenaba las piezas, acariciaba con reverencia un reloj de bolsillo del siglo XIX, maravillándose ante la complejidad de sus engranajes. El sonido distante de las campanas de la iglesia resonaba, marcando el ritmo pausado de Vallesol.

El rumor en la plaza central atrajo la atención de Luca. Los lugareños, con expresiones de perplejidad, se congregaban alrededor de una abertura en la tierra, una grieta que parecía surgir de las entrañas mismas del pueblo. Una energía misteriosa danzaba en el aire, tejiendo un velo de intriga sobre Vallesol.

—¿Qué crees que es esto, Luca? —preguntó Marta, la dueña de la panadería, con una mezcla de asombro y temor en sus ojos.

Luca frunció el ceño mientras observaba la grieta, sintiendo una corriente de energía que le erizaba la piel.

—No lo sé, Marta. Pero algo no está bien. ¿Has escuchado los murmullos sobre sueños extraños?

Marta asintió con gravedad, compartiendo la inquietud de Luca. Los habitantes de Vallesol empezaban a notar cambios en sus noches, visiones que les susurraban advertencias incomprensibles.

La grieta se convirtió en el tema de conversación en la plaza. Los lugareños, con sus rostros surcados por líneas de preocupación, compartían relatos de pesadillas y presagios oscuros. La vida tranquila de Vallesol estaba siendo sacudida por fuerzas desconocidas.

Luca, con un presentimiento en el corazón, decidió explorar la grieta en busca de respuestas. Mientras se acercaba, la energía en el aire se intensificó, como si el mismo pueblo contuviera la respiración ante lo desconocido. Fue entonces cuando, en medio de la grieta, una figura anciana emergió, envuelta en una luminiscencia etérea.

Luces en la OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora