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Lia Collins
El idiota me tiene acorralada contra la pared, quiere que lo ayude pero ni yo sé la solución.
Me quedé en shock al escuchar sus palabras.
¿Acaso de verdad me besaría si no lo ayudo? Él sabe que odio los besos.
Desvío la mirada, siento como me mira.
—No te atreverías a hacerlo, ni tú te lo crees.
Se acerca un poco más, está a pocos centímetros de mi rostro.
—Te diré la verdad pero aléjate.
Se aleja un poco aún teniendome acorralada.
—Yo...—sonrío nerviosa— ¡No sé cómo deshacer la maldición!
—Mierda, eres una estúpida—murmura.
—¡¿Como no sabes como resolver la maldición?!
—Yo...
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—Yo no sé como hacerlo...—murmuré.
—!¿Cómo no sabes un hechizo para que dure mucho tiempo mi vida?!—gritó mi padre furioso—. Eres una estúpida inservible.
»»———————⚔———————««
—Lo siento...
Alguien explíqueme porqué me estoy disculpando.
—No sirve de nada que te disculpes—suspira—. Te ayudaré a buscar la maldita solución solo porque mi madre me lo pidió.
—¿Y qué pasaría si no te dejo ayudarme?—sonrío burlona.
—Lia—advierte—, no tengo tiempo para tus juegos. Vamos a buscar esa solución quieras o no.
—La buscaremos entonces, maldito mandón.
Pasamos la tarde buscando alguna solución en casi todos los libros de magia que hay en casa.
Mark parece arrepentirse de lo que dijo pero no dice nada, tan solo lee con aburrimiento.
De un momento a otro su mirada se ilumina al ver algo en el libro que sostiene.
—Lia, mira—me muestra el libro.
Hay un dibujo de una daga similar a la que tengo, dice que para activar la daga y acabar una maldición primero deberé conocer lo que debo encontrar.
No entendí.
Sonrío y sigo leyendo, no hay pistas de cosas que podría buscar, es un acertijo.
Mientras él desea acabar la maldición, yo tan solo quiero que el reino por fin se destruya, no quiero tener más pesadillas de ese día.
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Un reino de magia y caos
FantasyLia está destinada a cargar con el peso de una maldición que su madre lanzó sobre el reino. Para romperla, debe encontrar elementos esenciales, pero hay un obstáculo: su enemigo, Mark. Aunque no quieren trabajar juntos, se ven obligados a colaborar...
