¿Te has imaginado casada con alguien que nunca soportaste en la vida?.
Minjeong nunca lo había imaginado, sino todo lo contrario, no gastaba su tiempo en imaginar estupideces. Se suponía que seria solo una mañana normal. Despertaría, tomaría el café...
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Yizhuo se aseguró de dejarme en casa después de casi recorrer todo el centro comercial. Si hay una cosa en la que ella no ha cambiado, es en gastar dinero. Yizhuo siempre desparramaba dinero en todo. Yo soy lo contrario, no me gusta gastar mucho dinero. No veo la necesidad, pero cada uno con sus costumbres.
Creo que, desde hace veintiocho días, me había sentido muy feliz de volver a casa. Mis pies están palpitando, y no puedo soportar más este enorme abrigo. Es de noche, las luces de mi casa están encendidas. No tengo idea de si Jimin ya está en casa o anda en el estudio. Entro a la casa y huelo algo horneado y dulce, algunos aromas son inconfundibles.
-Mami llegó.
Sohyun grita desde el sofá cuando me ve en la puerta, esbozo una sonrisa, dejando caer las bolsas a mis pies y me agacho para abrazarla. Sohyun agarra mi cuello y aspiro su perfume, perfume que huele a Jimin. Me levanto con la pequeña, dándole miles de besos en la mejilla, se ríe con los ojos cerrados.
-Te eche de menos, mi princesa. - La abrazo más fuerte, sintiendo el calor de su pequeño cuerpo. No hay mejor sensación que abrazar a tu hija, es una cosa inexplicable.- ¿Está tu mamá en casa?
-Fue a preparar chocolate caliente. - Responde cuando la coloco en el suelo, no me da tiempo para quitarme los tacones y me jala en dirección a la sala. - Vamos a ver una película, ven con nosotras.
En la mesa del centro veo una gran bandeja de galletas con trocitos de chocolate. Unos de mis favoritos, imposible no reconocer el olor de lejos. Me siento en el sofá, Sohyun se siente en mi regazo, de lado con la cabeza apoyada en mi pecho.
-Está todo listo... - Jimin aparece en la habitación y se sorprende de verme allí. - ¿Llegaste ahora? No oí el ruido del carro fuera.
-Acabo de llegar. - Sohyun se baja de mi regazo y se dirige a la mesa de café para tomar una de las tazas que trajo Jimin. - Ten cuidado de no quemarte la lengua.
-Puedes tomar.
Dice y se sienta en el suelo junto a la mesa de café, las piernas cruzadas en forma de indio. Una vez más miro a Jimin que está inmóvil, mirándome.
-¿Qué paso?
-¿Debería ser tan erótico verte así toda seria?
Abro los ojos al oírla, ella voltea la cabeza ligeramente hacia un lado y me está mirando. Mi rostro se comienza a calentar, mis mejillas deben tener el color rojo ardiente. Jimin sonríe, ¡Maldita! ¿Así que ese es su juego?
-Mamá... - Desvió la mirada de aquella descarada y miro Sohyun, que está a un lado soplando la taza de chocolate caliente. - ¿Qué es eroti... eróti? ... Eso que dijiste. ¿Qué es?
Mi mandíbula cae un poco y miro a Jimin, que está más boquiabierta que yo. Pero entonces sonrío, bien hecho. Nadie la manda a decir ese tipo de cosas enfrente de nuestra hija.
