Capítulo 3

6 0 0
                                    

Vick

Baje las escaleras para ir directamente asia la cocina donde estaban todos.

Supongo.

Al llegar ví que faltaba Sheila y su novio.

Saludé a todos y me senté a un lado de la mesa y al frente mío estaba Jad, con su cara de yo no eh hecho nada.

Mi madre no era capaz de mirarme y ella sabía los motivos de el porque.

El día anterior había fue el día de el de tu lector favorito y nadie me había dado nada, no juego a mis amigos de el instituto ya que estaba de viaje y no me podían dar nada pero los demás si. Y no lo hicieron.

Solo Jad.

Me sorprendió ver qué me regaló un libro, el no era una persona de dar regalos y al darme uno se sintió extraño pero las palabras que dijo no dejaron de flotar en mi cabeza.

"Tu jamás vas a ser espectadora"

Y en eso mi madre saca una bolsa y me la entiende y no entendí porque pero la tome y ví con decepción lo que había dentro, eran libros me había comprado libros. Eso no iba a compensar que no me lo aya regalado el día que era.

Deje la bolsa a un lado y me di cuenta de que tres de esos libros ya los tenía.

—¿Porque no dices nada?

La mire con incredulidad.

—Que quieres que te diga, hoy no es un día especial ya pasó el día de el libro puedes meterte estos libros por dónde te quepan.

Me miró con el ceño fruncido y no me sorprendió ver qué tenía una cara de enojo así que solo la ignore.

—Pero... Acepta los libros.

—No —. No lo voy a hacer tres de esos libros ya me los regaló alguien.

Y mire con disimulo a Jadier que estaba tomándose un jugo.

—Perdon, hija por no darte na...

—Ni se te ocurra pedir perdón. Ahórrate tus palabras.

Se me llenaron los ojos de lágrimas pero me las seque enseguida.

No eran lágrimas de tristeza era lágrimas de enojo y no iba a dejar que me manipule con sus disculpas.

Al ver que no me dijo nada aproveche para hablar:

—Me regaló cuatro libros, una persona que ni creía que me daría algo.

—Te lo dió por lastima entonces—Fruncio el ceño.

Se me cayeron las lágrimas y en eso me pare rápidamente de la silla y la mire fijamente.

—Pues fíjate que la persona que me regaló los libros fue... Jadier, el si acordó de mi por lo menos pero tú... Tu solo piensas en ti.

—Enserio —sonrio.

—No seas ridícula.

Y con eso salí de la cocina rápidamente y subí las escaleras sin mirar atrás.

Llegué a la habitación y me senté en el piso a un lado de la cama y me encogí y rodee mis rodillas con mis manos.

Empecé a llorar por el enojo, mi madre siempre me a dicho que leer no da nada bueno.

Pero mis libros 0 educativos siempre me hacían olvidar de cada crítica según una critica para bien, pero siempre leía para olvidarme de mis problemas.

Cada día que leía olvidaba mis problemas, los libros hacían que llorara, riera, me enojara con los personajes pero simplemente me ayudaba a olvidarme de todo.

VERDADES PIADOSAS Where stories live. Discover now