Intro 1

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Después de cumplir la mayoría de edad, Minho esperaba encontrar a su destinada en la manada donde se crío. Se suponía que iba a hacerlo la noche de luna llena, el gran festival donde los jóvenes alfas conocen a su otra mitad y contraen matrimonio rápido para asegurar los descendientes. Sin embargo, durante nueve lunas seguidas, nunca consiguió su cometido y fue una gran decepción para su familia.

Su padre, cansado de esperar a que su hijo fracasado no encuentre pareja, lo echó de la casa y lo dejó a su propio merced, abandonandolo totalmente. Así, renegado, tuvo que buscar otro rumbo y trató muchas de veces de ganarse nuevamente el amor de sus padres consiguiendo una que otra omega, pero todas estas relaciones fallaron y fue mucho peor que haberse quedado solo. Las hembras de la manada empezaron a menospreciarlo, nadie quería que se le acerque un alfa "fallido" que ni siquiera presenta una actitud dominante.

Y es que Minho no cumple del todo con las características de un alfa ideal. Tiene irregularidades con su forma de ser. Varias veces quedó humillado por otros alfas puros en las competencias que realizaba su pequeña comunidad. Allí tendría que haber destacado como lo hacía Jaehyun, otro alfa que sí cumplía con las expectativas, pero no lo hizo y perdió en cada encuentro contra el mismo alfa.

Finalmente, con todo el peso del fracaso en su espalda, decidió morir. No se llevó nada a su destino final, simplemente el cuerpo y la cabeza en frío. Estaba en un estado depresivo que lo nubló por completo. En su comunidad de lobos, el hecho de que un alfa no consiga pareja y no genere cachorros, es terriblemente denigrante para el estereotipo de su género. Así que tomó la decisión más acertada para él.

Arrastró las patas peludas por la nieve, demostrando la pesadez con la que cargaba. Su pelaje hermoso de un gris oscuro se mojó por los copos que caían en su lomo y se derretían en el calor corporal. Optó por irse bien lejos de casa, directo al corazón del bosque. Allí nadie iba a interferir con su muerte lenta y segura. Debido a que es un alfa sano, no tiene una enfermedad que lo consuma de una sola vez, así que va a morir de tristeza y soledad. La peor muerte de todas.

Tras estar caminando por más de dos horas, por fin encontró el lugar que buscaba. Había un tronco viejo que podía usar para taparse y no ser visto. Lo movió con el hocico y se acostó abajo, cubriéndose con hojas secas gracias a su cola larga. Estaba listo. Su tiempo de vida acabó. No hay nada por lo que sienta ganas de luchar y seguir vivo, no hay una razón para que cambie de idea. Lo ha pensado bastante y sus 9 años después de cumplir 18, fueron desafortunados. Vivía siendo la burla y desprecio de todos, esa definitivamente no es vida.

Cerró los ojos y se sumergió en un sueño forzado.

[•••]

Jisung es un conejito enano de pelaje blanco con manchas capuchino. Cuando ronda por el bosque nevado, algunas veces se pierde con el fondo blanco y la naturaleza, lo cual es bueno como mecanismo de supervivencia debido a su contextura pequeña.

Viene de una familia de 12 hermanos, sus padres los criaron en una casa madriguera hasta la mayoría de edad, luego decidió por cuenta propia mudarse a una casita en el corazón del bosque. Quería independizarse y dejar de ser uno más en el montón, no quiere estar lleno de crias como sus hermanos mayores, por eso vive solo y no buscó una relación con alguien de su especie.

Pero, vivir solo es un trabajo difícil para un conejito. Normalmente conseguir comida es un labor que lleva horas y ni así termina de llenar sus reservas. Los arboles durante el crudo invierno se secan o pierden frutos, por lo que es complicado encontrar arbustos de hojas comestibles que estén a su alcance. Si quiere conseguir buena comida, no le queda de otra que aventurarse al bosque solito.

—Veamos...hoy voy a preparar sopa de bayas rojas. —Se auto-recordó para concentrarse en su objetivo.

Recorrió las plantas bajas y los arbustos que ya conocía, pero para su mala suerte, estos estaban secos. Rayos, si no logra encontrar alimentos antes de que caiga el sol, esta noche no va a cenar. Odia tanto su altura en ocasiones así, no puede alcanzar la copa de los árboles y tampoco tiene super dientes que le permitan morder la corteza de los troncos viejos. Suspiró agotado, pensando en mejor volver a casa. Tal vez tenga algo en su reserva que le sirva, pero no es lo mismo que las bayas, claro.

Estaba a punto de irse, cuando visualizó una montañita en el suelo llena de hojas comestibles y una corteza de tronco como plato. Pegó un salto alto y pateó el suelo dos veces a modo de celebración. Sin dudarlo, se acercó con su canasto de ramas a recoger todo lo posible y que pueda cargar. No obstante, apenas logró quitar algunas hojas, una bola de pelos escondida abajo se hace ver.

Por supuesto, su gran curiosidad pudo más que sus instintos de huir al mínimo inconveniente o riesgo. Siguió destapando la bola de pelo, hasta que vio que era más grande de lo pensado. Estiró la corteza y finalmente descubrió por completo al cuerpo enorme que yacía ahí. Su corazoncito se salió de lugar al notar que era un lobo gris, una especie carnívora que fácilmente puede comérselo. Sin embargo, no corrió al instante de darse cuenta, si no que se quedó admirando los enormes colmillos del lobo y sus orejas que se movían al ritmo de la respiración calmada. ¿Está dormido o...?

—¿Qué quieres, conejo? —De repente la voz gruesa y el ronquido feroz del lobo se hicieron escuchar, dándole un susto de muerte.

Por instinto su cuerpo se paralizó y cayó tieso, fingiendo estar muerto. No hizo ningún ruido, pero su corazón estaba latiendo a mil por segundo.

—Oye, ey, no te mueras. —El lobo se puso de pie rápidamente y trató de moverlo con la nariz, pero no reaccionaba. Minho creyó realmente que estaba muerto. —Conejo, no te mueras...no.

Jisung abrió los ojos y observó los ojos preocupados de la bestia. ¿A caso no iba a comérselo ya? ¿Qué más quería? ¿Hacerlo sufrir lentamente con esos colmillos de dos metros y puntas afiladas?

—¡Cómeme ya! ¿Qué estás esperando? ¡Cómeme! —Gritó exaltado por el miedo que lo abordó.

—No quiero comerte, conejo. —El lobo mostró una actitud de desagrado y se alejó. —Estoy aquí para morir, no para cazarte.

—¿Qué cosa? —Rápidamente se puso de pie y lo miró con desconfianza. —Pero soy delicioso. ¿Por qué quieres morir así?

—Porque es mi destino. Nací para estar solo, fui echado de mi casa y en mi manada soy un rechazado. ¿Qué sentido tiene seguir vivo? —Soltó con tristeza, bajando la cabeza nuevamente a la posición en la que estaba durmiendo.

Todo en él se veía como una gran nube gris depresiva. Jisung nunca vio una bestia tan grande y tan deprimente. Cualquier otro animal carnívoro ya lo hubiera descuartizado para probar esa carne de conejo que tanto proclaman deliciosa, pero este lobo simplemente lo miró con ojos tristes y cayó rendido a la decepción. ¿Qué será tan mala habrá sido su historia completa?

Inevitablemente, se sentía un poco conmovido e interesado en el animal. Se agachó a su altura y tocó sus orejas con la punta de la naricita.

—El lugar en dónde piensan en ti y te extrañan, ese lugar es tu hogar verdadero. —Comenzó a decir, a modo de animarlo un poco. —Si en esa casa que te criaste con tu familia te sentias solo, aún estando rodeado por otros, entonces no es tu hogar.

—No tiene sentido que trates de decirme cosas así, estoy decidido a morir. Un lobo no sobrevive sin su manada ¿lo sabías?

El conejito torció las orejas largas y se acostó a un lado del lobo, remarcando la diferencia enorme entre sus tamaños. De un solo bocado acaba con él cuando tuviera gana.

—Todavía estás vivo, quiere decir que puedes cambiar de idea a tiempo.

—En verdad quieres que te coma...

—¡No es así! —Negó con un notable sonrojo. Se puso de pie otra vez y saltó lejos. —Entonces hace lo que quieras, me voy.

—Al fin.

Jisung le sacó la lengua una última vez y se marchó saltando. Su pelaje blanco se perdió con facilidad en la nieve y Minho lo agradeció. Ahora podía seguir con su plan.

Minsung || Un nuevo Hogar [FINALIZADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora