Capítulo 01;

106 9 1
                                    

Kya.

Estaba debajo de un árbol de la Universidad, fumando un cigarrillo con Ryan y Tyson cuando divisé a un coche venir a toda marcha y parar delante de la Universidad. Seguramente, aquella persona estaba sorda porque estoy seguro que la canción que estaba escuchando se podría escuchar hasta a 49 cuadras de aquí. De él, se bajo una chica llamando la atención de los alumnos que estaban en el patio.

- Esta es mía -Tyson se levantó y se arregló la camisa.

Caminó hacia ella tratando de conquistarla. Empezaron a hablar, ella no dejaba de reír a lo que Tyson le decía. Rodé los ojos. ¿Cómo una chica tan hermosa como ella puede fijarse en alguien como Tyson? Tyson le dijo algo más pero parece que a la pelinegra no le gusto mucho porque la cara del chico dio un giro de 180 grados por la bofetada que la chica le dio. Ryan se quedó con la boca abierta y yo solo empecé a reír. Sabía que no duraría mucho ligando con ella.

Tyson se tocó la mejilla abofeteada y la chica caminó dentro de la Universidad.

- ¿Qué tal con tu chica? -sonreí cuando Tyson se sentó donde antes y miraba a la nada.

- No lo entiendo -dijo-. ¿No soy guapo?

Ryan y yo nos miramos entre nosotros. Me levanté del suelo y marche detrás de la chica. Miré por todos los lados pero no la vi. Pasó una rubia por mi lado y la cogí del brazo. Esta sonrió.

- ¿Has visto a una chica bajita, pelo negro y vestimenta negra? -pregunté.

- ¿Qué haces esta noche? -ignoró mi pregunta y sonrió con perversidad.

- No salir contigo. Ahora por favor, ¿puedes contestar a mi pregunta? -gruñí clavando mis uñas en sus brazos.

Gimió-. Se fue al despacho de la directora.

La solté de mala manera y me fui corriendo al despacho de la mujer que me dio la vida. Por educación, toqué la puerta con mis nudillos y oí un leve pase. Entré y cerré la puerta detrás de mí y allí estaba ella, mirándome confundida con esos ojos azules como el mar, como el cielo. Tan hermosos, tan perfectos.

- ¿Quiere algo, señor Bieber?

- Mamá, por favor no me digas señor -gruñí.

- Justin, estamos en la Universidad. ¿Qué quieres?

- Nada -me encogí de hombros.

Lentamente, bajo la mirada de la pelinegra, me senté a su lado. Ella arrugó la nariz. ¿Qué? Miré cada gesto que hacía al hablar. Miré todo su cuerpo, ¿por qué vestía de negro? Al final de su mano pude ver varios tatuajes. Mordí mi labio.

- ¿Puedes dejar de ser tan descarado? -preguntó cruzándose de brazos.

Mi madre rió y añadió:

- Justin, ya que estás aquí, ¿por qué no le enseñas a la señorita Alonso su habitación y toda la Universidad? -eso era más una afirmación que una pregunta.

- ¿Porque...? -dejé que terminara la oración.

- Porque lo digo yo y porque no quieres estar castigado durante un mes limpiando las mesas, ¿verdad? -la chica sonrió. Gruñí.

Asentí saliendo por la puerta. Miré atrás por si la chica me seguía, y así era. La llevé a su habitación para que dejara su maleta y luego le enseñé la Universidad. Hubo una vez en la que me pego tan fuerte en el brazo que pensé que me había dejado un agujero y todo porque le había tocado el trasero. Cuando estaba apunto de irse, me acorde del porqué vine a hablar con ella.

Bad Boy |j.b|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora