Beneath the surface

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Al final no subimos la montaña, tal vez algún día lo haremos. Los días pasaron, y no hablamos de lo que había pasado en el puente, no era necesario decir algo, lo entendíamos. Ambos somos nuestro soporte, tratábamos de llenar el vacío que a veces se sentía en la casa. Aún así, fueron buenas vacaciones. Aprovechamos nuestro tiempo juntos antes que partiera, ya era hora que me fuera a la academia.

Estaba en mi habitación dibujando, hacía trazos y líneas, para al final borrarlos y volver a iniciar de nuevo, ya llevaba meses que estaba sintiendo un bloqueo, desde el fallecimiento de mi papá, no encontraba la inspiración ni la pasión para volver a dibujar, sentía que solo me estaba forzando a hacerlo.

Gracias a mi puerta entre abierta entro un olor que yo conocía muy bien, y fue mejor idea ir a la cocina que seguir con mis garabatos raros.

—Waffles.

—¿Quién dice que solo se comen en la mañana?—me sonrió, mientras cortaba fresas—No podía dejar que te fueras sin tu desayuno especial, aunque ahora, cena especial.

—Gracias mamá, los voy a extrañar.

—Siempre que vuelvas estarán aquí.

—Me podrías pasar la receta, también.

—No, eso solo haría que me visitaras menos.

—No, no lo haría—le sonríe y agarre un cuchillo y me uni a cortar fresas.

—Te ira bien Hervin—me miro dulcemente.

Tuvimos nuestra última cena juntos antes de partir, al día siguiente me levanté temprano y nos dirigimos a la estación, me despedí de ella con un sentimiento dulce pero a la vez agrio, aunque sabía que la iba a volver a ver en vacaciones, sentía un peso por dejarla sola, temía miedo que le afectará el silencio en la casa, pero ella me había prometido que estaría bien, aunque tal vez mentía.

Hice el mismo recorrido que ya había hecho cuando fui a hacer el examen de admisión. La ciudad poco a poco empezó a verse más lejana conforme avanzaba el tren, y cuando menos lo esperaba, ya no había edificios, solo naturaleza. Horas después de viaje, vi el gran lago acompañado con patos, eso solo podía significar una cosa, ya habíamos llegado a Lakecity. Tome un taxi hacia la academia, como ya lo había hecho y finalmente llegue.

Camine observando sus jardines hermosos, ya había bastantes alumnos alrededor, algunos estaban sentándos en el césped, otros caminando por la grande entrada. Teníamos el fin de semana para llegar e ir acomodándonos en nuestros dormitorios, las clases empezarían el lunes.

Mientras caminaba para la entrada, veía que varias personas me observaban y se susurraban, volteé para atrás, pensando que sus ojos no me apuntaban a mi, pero al parecer si lo hacían. Pase por las puertas elegantes y lo primero que vi fue un gran grupo de personas reunidas alrededor del corcho estudiantil, fui para allá a observar que estaba pasando, me paré y me estiraba para alcanzar a leer que decía, pero la multitud me tapaba la vista.

—Es la lista de los compañeros de cuarto.

—¿Eh, perdón?—me volteé.

—La lista de los compañeros de cuarto—No me tarde en reconocerla, era la chica de cabello corto que había visto anteriormente en el examen de admisión.

—Oh, gracias—estaba tratando de acercarme mas al corcho.

—¡Ah, espera!, ¡Yo a ti te conozco!

—¿Eh?

—¡Eres el que llegó tarde al examen!

—Ah si, eso...—le sonríe de manera incómoda.

—¡Eres una celebridad! ¡Tu y ese chico!

—¿Cómo?

—Desde los salones se podía escuchar su pelea.

—...

—Apenas era el examen de admisión y ya te peleaste, ¿eh?

Podía sentir mis cachetes calientes, estaba sonriendo nerviosamente, sin poder decir una sola palabra.

—¡¡Amigo!!—nos interrumpe una voz desde lejos.

Volteé y era Javick viniendo entre la multitud de manera animada.

—¡Que bueno volverte a ver! ¡Siento qué pasó mucho tiempo, como si hubiera sido dos meses!

—De hecho fueron dos meses—dice la chica.

—Ah.....¡¡Si!!

¿Cómo fue que este chico pasó el examen?

—Javick, que bueno verte de nuevo.

—¡Tengo una gran noticia, amigo! ¡Vamos a ser compañeros de cuarto!

—Oh, que bien, que bueno estar con alguien que conozca.

Me voltea a ver la chica y levanta una ceja con cara seria, podía sentir su desaprobación hacia los dos.

De repente se escucha un gran grupo de chicas hablar fuertemente, mirando hacia una dirección, nos giramos para ver, y era el, caminando en el pasillo. El chico del baño.

Tenía puesto una chaqueta negra, legins pegados y el cabello desorganizado, me pareció una copia de Alex Turner, cada paso desprendía seguridad, y las chicas volviéndose locas, como una historia cliché, el chico malo enamorando a las mujeres. Era toda una escena de película barata, tal vez el era la verdadera celebridad, no yo.

Venía caminando hacia nuestro lado y nuestras miradas se cruzaron por unos segundos.

—Tch—me miro y siguió con su camino.

—¿Qué fue eso?—dice la chica alteradamente—¡Es un engreído!

—Oh, que actitud—dice Javick.

Y ahí estaba yo parado, sin haber reaccionado.