Un muerto entre los vivos

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Cuando Sirius Black se enteró de la muerte de Regulus Black, agradeció no haberlo visto, agradecía no saber nada más que su muerte en palabras, no verlo, no tocarlo, sabía que esa imagen le haría desear morir, pensar que simplemente se había ido era mejor. Pero ahora teniéndolo ante sus ojos, ni siquiera se percató de que seguía siendo un joven de dieciocho años, simplemente trago en seco dando un paso atrás al verlo mortecino, mareado, agarrandose de la puerta del auto para no caer.

—Hey... vas a estar bien —susurro la chica sin percatarse de nada, solo de Regulus, de cerrarle su abrigo para que no le chocara el frío

Se alejó de él y tiró del brazo de su padre para que ayudara a Regulus, le dio unos empujones en la espalda para que se apresurara. Jamás se había imaginado o había querido que su reencuentro fuera así, si ella lo habría planeado todo sería muy distinto quizás cambiaría muchas cosas desde el segundo uno, pero ahora ni siquiera recordaba que Regulus era hermano de Sirius, simplemente quería que actuara y no perdieran más tiempo, no recordaba que como ella él también sentía su mundo caer, había recuperado a su hermano, por unos segundos había vivido ese momento de esperanza para luego caer al verlo de esa manera.

¿Lo había recuperado solo para perderlo por una segunda vez, para verlo morir?

El mundo se detuvo en un segundo, con un paso delante ante él debido a su hija, lo observó como nunca, si, estaba pálido como un muerto pero estaba ahí, su hermano estaba ahí, no como una foto o un recuerdo que trataba de mantener para no olvidar su rostro, estaba ahí con vida, aún con vida, y esta vez no dejaría que le pasara nada, esta vez estaba él para protegerlo de cualquier mal, no importaba lo que creyera o a quien siguiera, ya no tenía porque resguardarse en esa armadura, fingir que no le importaba porque había tomado malas decisiones, porque seguía a Voldemort, ya no necesitaba ese armamento, solo necesitaba a su hermano de vuelta, como sea.

—Vas ha estar bien —dijo al fin acercándose a Regulus, tomando acción viendo que si no lo hacía, salvarlo no sería algo posible— te lo prometo hermano

Apenas había conciencia en el muchacho para moverse un poco aunque no la suficiente para percatarse de quien le hablaba o lo que ocurría. Sirius puso el brazo del chico sobre su hombro y lo sacó haciendo que avanzaran con rapidez, en el otro brazo iba Lia apoyando a los dos hermanos guiándolos hacia la casa de la tía Muriel.

—¿Quien era? ¿Por qué tardan mucho?, pueden necesitar ayuda, si alguno... —Ginny se quejaba con sus padres cuando la puerta fue empujada con gran fuerza

Los tres pelirrojos miraron el lugar con un breve susto, mucho más breve para la Señora Weasley que se levantó con prisa abriendo paso, en cuanto al Señor Weasley él también ayudó cuando se percató de que su menor hija tenía razón, había un herido, cambiando lugar con Lia y ayudando a Sirius con Regulus, en cuanto a Ginny, ella de inmediato fue con la pequeña de los Black y abrazó a Lia quien tenía su mirada fija en Regulus soltándose de la chica con delicadeza pero prisa, yendo tras los Black y el señor Weasley.

—Recuestalo aquí —decía la señora Weasley liberando el sofá de todos los globos y abrigos que estaban tumbados ahí, apilados a lo loco

Nadie le dio mayor importancia, era la señora Weasley haciendo cosas de la señora Weasley, siguieron con lo suyo hasta que vieron entrar a Sirius y el Señor Weasley sujetando a Regulus en sus brazos tumbándolo en el sillón, en aquel momento la risa y canto, la música y fiesta freno en seco, todos se quedaron quietos inmóviles sin saber que ocurría, los festejados Fred y George con gorros de cumpleaños y collares de papeles de colores se quedaron totalmente quietos frenando los silbidos que iban a dar, los chirridos de silbato y los saltos, Bill y Fleur también, aunque el mayor de los Weasley fue el primero en moverse para actuar, Kingleys de inmediato sacó su varita y siguió a Bill yendo donde Regulus a ayudar quitándole el abrigo para ver sus heridas, Tonks y Remus en cambio estaban como ninguno ahí podría estar, conociendo a quien llevaban en brazos, viendo a un muerto fuera de la tumba, viendo a un chico que habían creído estaba muerto, Tonks tuvo que sentarse pues estaba a nada de dar a luz y impresiones cómo está no estaban en sus planes, pero no fue la única que prefirió tomar asiento. Fred se dejó caer en su asiento, su rostro no había cambiado al de susto si no desolación completa, había pasado de la felicidad máxima al celebrar ese día con su hermano al vacío completo, un corazón roto, apretándole tan fuerte que le quitaba el aire, como si de pronto le hubieron pegado fuertemente en el estómago hasta dejarlo sin aire, sin fuerza.

Inefable - InmarcesibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora