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¿Cómo fue que empezó su infierno interior?

"Deberías agradecer la vida que tienes", "Eres muy exagerado", "Eres un malagradecido", "No seas histérico", "Todo esta en tu mente", "No debes sobrepensar todo", "No necesitas ningún psicólogo, solo quieres llamar la atención" le decían constantemente.

Estar en su casa era uno de los peores infiernos a los que se enfrentaba a diario. Prefería estar estudiando todo el día, haciendo trabajos, cualquier cosa con tal de no volver a su casa. Cualquier excusa era válida.

Dazai Osamu. Un adolescente de 15 años el cual vivía un infierno desde que su madre murió cuando él tan solo tenía 6 años.

Mori Ougai, el padre de Dazai, conoció a la madre de su hijo a los 18 años, Kaori, en la facultad de medicina. Lo suyo fue un amor a primera vista, y tan solo unos meses después comenzaron a salir.

Mori podía jurar que esos fueron los mejores momentos de su vida. Aquella mujer era su fuente de felicidad, la única persona que lo podía hacer reír y llorar, la única con la que el tiempo era lo de menos, con la única con la que cualquier mínimo detalle o momento, quedaba grabado en su memoria y corazón.

A los 26 años, ambos decidieron tener su primer hijo, quien resultó ser el único que tendrían: Dazai Osamu.
El niño era muy parecido a su madre, lo que a Mori le hizo muy feliz, ya que para él, no existía mujer más bella que ella.
Los 3 eran una familia feliz y normal. Salian de paseo, iban a parques o a veces comían en restaurantes.

Mori recién se graduó el mismo año que Dazai nació, ya que el quiso ser cirujano, por lo que recién acababa su carrera, mientras que Kaori se había graduado 2 años antes.
Durante su infancia, Dazai fue un niño con salud débil, asi que como consecuencia se enfermaba a menudo con resfriados o gripe, por lo que iban seguido a la farmacia a por jarabes.

Una tarde, Dazai, de 6 años, estaba acostado en su cama, con mucha fiebre y tos. Había faltado 2 días a clase debido a eso, y el jarabe que tomaba estaba casi a terminar.

Eran las 8 y media de la noche, hora de darle la medicina a Dazai.
Su madre, al sacar el jarabe de la caja, se dio cuenta de que ya no había más, por lo que fue a la habitación de su hijo, quién se encontraba viendo dibujos en el teléfono de su madre.

-Dazai -dijo acariciándole el cabello suavemente- Dame el móvil, voy a comprarte la medicina, cariño.

Dazai asintió y le devolvió el celular.
Antes de salir del cuarto, Kaori le dio un beso en el cabello, seguido de una sonrisa llena de amor.
Una sonrisa de amor sincero que solo una madre podría dedicar.

Al llegar al auto, la joven se puso a buscar farmacias que estuvieran de guardia nocturna por la zona, siendo la única que estaba abierta una que estaba por las afueras de la localidad. Comenzó a conducir, sin importarle la lluvia o viento que hiciera, lo único que estaba en su mente era ver a su pequeño sano.

Ese día, el turno de Mori en el hospital era hasta las 9 de la noche, así que Dazai se quedó solo en casa, algo que preocupaba a Kaori, por lo que se quería dar prisa.

El cristal estaba empañado, y en la oscuridad de la noche, se veían los focos de los coches y las luces de la calle, todo combinado con el ruido de la calle.
Hundida en sus pensamientos y preocupaciones, la chica no logró reaccionar a tiempo cuando un camión tocó el claxon, e inevitablemente chocó contra su auto, ocasionando un accidente que, poco después, causaría su muerte.

Mori volvió a casa, y de inmediato le preguntó a Dazai por Kaori.

-Dazai, ¿dónde está mamá?-preguntó Mori después de saludar a su hijo.

El Arte Del Amor (Soukoku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora